Wonsan-Kalma: ¿el “Benidorm” de Corea del Norte o un coloso destinado al fracaso?
Corea del Norte reaviva su megaproyecto turístico en Wonsan-Kalma, con vistas a atraer visitantes extranjeros pese a las sanciones, el aislamiento y las dudas de viabilidad.
El Wonsan-Kalma Coastal Tourist Area es un ambicioso megaproyecto costero en la península de Kalma, previsto para abrir en junio y con capacidad proyectada de entre 7.000 y 20.000 habitaciones, además de infraestructuras como hoteles sumergidos, parques temáticos y conexiones ferroviarias y aeroportuarias de última generación. Anunciado originalmente en 2014, acumula múltiples retrasos debido a las sanciones internacionales y a la pandemia de COVID-19.
A pesar del despliegue de instalaciones y de las primeras reservas rusas programadas a partir de julio de 2025, analistas y activistas advierten que el aislamiento político de Corea del Norte, la falta de experiencia en gestión turística, las restricciones a los visitantes extranjeros y las dudas sobre la viabilidad financiera ponen en entredicho su potencial como destino internacional masivo.
Históricamente, proyectos emblemáticos como el Hotel Ryugyong o el resort de Mount Kumgang dejaron lecciones amargas sobre expectativas infladas y limitaciones estructurales, que parecen repetirse ahora en Wonsan-Kalma.
Antecedentes del proyecto
El proyecto Wonsan-Kalma fue presentado por primera vez en 2014 como parte de la estrategia de Kim Jong Un para diversificar la economía a través del turismo, con el ambicioso objetivo de convertir la costa oriental en un destino de alcance global.
Desde entonces, la Wonsan Zone Development Corporation ha distribuido folletos en varios idiomas que detallan un plan de 160 páginas, en el que se describen la construcción de hoteles, centros de exposiciones y diversas atracciones recreativas.
Instalaciones planeadas
El Wonsan-Kalma incluirá entre 7.000 y 20.000 habitaciones distribuidas en hoteles de lujo, hostales y un hotel submarino, junto con un parque botánico, salas de exposiciones y residencias de lujo para delegaciones oficiales.
Se prevé una playa de 5,5 kilómetros adornada con paseos marítimos y zonas de recreo acuáticas.
Para garantizar el acceso, Corea del Norte ha reforzado las vías férreas y carreteras próximas, además de modernizar el aeropuerto de Kalma, inaugurado recientemente con un terminal capaz de recibir vuelos internacionales directos desde Rusia y China.
Dudas y desafíos
Los analistas advierten que el régimen mantendrá fuertes controles sobre los movimientos de los turistas, limitando su acceso a áreas residenciales y culturales locales, lo que podría desincentivar la experiencia que buscan los viajeros internacionales.
A menos de un mes de su prevista inauguración, la única agencia extranjera que ya está vendiendo paquetes es la rusa Vostok Intur, que tiene programado enviar grupos desde julio, pero se desconoce si el mercado chino y otros se animarán ante las advertencias de viaje de sus gobiernos y las tensiones regionales.
De hecho, proyectos emblemáticos como el Hotel Ryugyong, aún inacabado, o el resort de Mount Kumgang, suspendido tras incidentes diplomáticos, demuestran que las obras de alto perfil en Corea del Norte suelen quedarse a medio gas por factores políticos y limitaciones económicas.
Más allá de lo económico, el resort sirve como herramienta de propaganda para exhibir “estabilidad política” y supremacía tecnológica de la RPDC, replicando tácticas utilizadas en proyectos anteriores para reforzar la imagen de Kim Jong Un ante audiencias externas e internas.