Voluntarios al rescate de los macacos nepaleses
Lo que para muchos pudiera parecer menor ante una pandemia humana, tiene el valor de lo “sagrado” de una cultura. El respeto por la vida de los macacos, en Nepal, no se basa solo en proteger la fauna. En el caso de estos primates, tiene también un componente espiritual porque la mitología y la religión los han erigido como algo que venerar.
El bloqueo nacional no solo afecta a las personas, sino también a los animales
A partir del momento en que Prabhat Katual, asesor del viceprimer ministro Ishuar Pojrel, a raíz del segundo caso de coronavirus detectado en el país y a través de medios como el diario nepalí The Kathmandu Post anuncia: "La movilidad de las personas, excepto para emergencias, queda suspendida", todo cambia.
Por ello, desde el 24 de marzo, el alto volumen de población que vive del turismo (más de un millón entre empleos directos e indirectos – Datos Informe Anual de Investigación del Consejo Mundial de Viajes y Turismo, 2018-), porteadores, sherpas, guías, hoteleros, cocineros… no saben cómo podrán sobrevivir en este, uno de los países más pobres del mundo y los macacos, otro tipo de habitantes, sagrados y desconcertados, tampoco. Hoy por hoy, casi no tienen qué comer.
Estos pícaros primates no pueden dar crédito al nuevo entorno. Les gusta molestar a los transeúntes y ahora no hay; y les encanta usurpar móviles y ahora nadie circula con el celular en la mano; acostumbrados a robar comida en las casas y aunque ahora están “cerradas” se las ingenian para colarse en ellas. Ahora, porque realmente tienen hambre.
La situación de los macacos alarma a los nepalíes que, aún estando en una situación más que precaria y amenazados por la hambruna, consideran que hay que cuidarlos.
Los macacos no saben dónde encontrar comida
El aeropuerto internacional de Nepal, el Tribhuvan, está desierto. Nadie se amontona frente a la ventana de la Kumari para ver cómo la diosa viviente se deja ver cada día. Nadie se toma ese café tranquilo a orillas del lago Pokhara. No hay ningún turista dispuesto a hacer un safari en elefante por la selva de Nepal y los yaks, ese emblema de animal porteador compañero indispensable de los sherpas, solo ayudan en las actividades domésticas, no transportan bultos hacia el Everest.
Las esperanzas económicas de muchos nepalíes no encuentran en qué apalancarse y los monos parecen no dar crédito a tanto vacío. No sabemos -y quizás nunca sepamos- qué piensan las fuerzas de la montaña. Por el momento, permanecen silenciosas, como si observaran.
Acciones de voluntariado para el rescate de los macacos
Recientemente, el diario Kathmandu Post publicaba un titular similar al que acabamos de leer. En una iniciativa de Pashupati Area Development Trust, el fideicomiso creado para conservar y operar en el Templo de Pashupatinath y otras instituciones de caridad en el área de Pashupatinath (Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO), convoca voluntarios que quieran alimentar a los monos. La iniciativa ya ha obtenido respuesta. Se trata de intentar paliar las consecuencias de la deserción de los sitios religiosos que habitan los macacos, ya que el movimiento de personas ha cesado.
Los paraísos sagrados de los canonizados macacos nepalíes
Los monos sagrados habitan sobre todo en los templos de Pashupatinath (hinduista) y de Swayambhunath (budista). Allí, saben que son los dueños y señores. Es como si todo estuviera bajo su control.
En el Templo Pashupatinath
Este templo imponente, el de Pashupatinath, está considerado una de las moradas de la diosa Shiva más importantes del mundo y es el más antiguo de Katmandú. El espacio y los miles de macacos que habitan en él están acostumbrados a recibir la visita de miles de devotos, pero ahora se ha quedado sin visitas. Y, sin visitantes, los macacos deambulan por el templo buscando comida.
En el templo de Swayambhunath
En este, el de Swayambhunath, los macacos Rhesus son tan importantes, que es conocido como el Templo de los Monos. La mitología del lugar cuenta que Manjushree, una especie de monje iluminado por Buda con los poderes de la sabiduría y el aprendizaje, se hizo dueño y señor de este sitio. Se dejó crecer mucho el pelo y se le llenó de piojos. Cada piojo se convirtió en un macaco y así empezó su imparable proliferación. Una de las imágenes que impresiona en este Templo es la de los extraordinarios e inmensos árboles que lo rodean. Están tan repletos de monos que casi no se aprecian sus ramas.
El Templo de Swayambhunath está situado en una colina al oeste de la ciudad de Katmandú. Mirando hacia abajo, se tiene una vista excepcional sobre la capital nepalí. Dirigiendo la mirada hacia arriba, lo que más veremos serán macacos y más macacos, ya sea sobre la imponente estupa principal, en los templos laterales o en las escaleras. Y no digamos en la zona boscosa que linda con el templo, ese es su paraíso. Los hay por doquier.
En los dos hay carteles muy visibles que indican al visitante: no tocar, ni dar comida a los macacos. Pero, para muchos, parece inevitable transgredir la norma. Les dan todo tipo de alimentos y recibirlos se ha convertido en un hábito para estos primates. Lo prohibido hoy se echa de menos. Y, probablemente por el constante e irresponsable salto de la norma por parte de los turistas, estos monos ya no saben cómo auto sustentarse. Están acostumbrados a una dieta de sobrealimentación, muchas veces a base de caprichos y seguro que se pregunta: ¿quién va a venir hoy a darme algo o a quién podré robarle pícaramente ese paquete de patatas chips?
No todo el que va a Nepal consigue emular a Edmund Hillary, pero seguro que convive con los monos…
… Y, quién más quién menos, se salta la norma de satisfacer los caprichos de los macacos. Desde que, en 1959, Edmund Hillary y Tenzing Norway coronaron la cima del Everest, centenares de personas cada primavera intentan hacer lo que consiguieron estos dos aventureros. Eso significa que Nepal, solo por esta razón, recibe muchos visitantes. Los que no consiguen el reto, porque un ocho mil es un ocho mil y no es apto para todos, se quedan con el haber estado en uno de los lugares más bellos del planeta, rodeados por las impresionantes cumbres que, aunque no hayan podido coronar, al menos sí admirar.
Precisamente el paisaje, junto con la cultura, también atrae a muchos turistas que no pretenden ninguna ascensión relevante. Y, con seguridad, todos conviven con los macacos porque forman parte de la población nepalí i ahí están.
El cierre de Nepal, el tercer país más pobre del mundo, ha ralentizado aún más su economía. El índice de ingresos per cápita anual es de unos 1.000 dólares y la dependencia del turismo es altísima. Cada seis visitantes generan seis puestos de trabajo. Según el informe anual de investigación del Consejo Mundial de Viajes y Turismo, este sector generó en el 2018 (año de récord por el momento) unos 2.000 millones en ingresos y más de un millón de empleos directos e indirectos, con una contribución al PIB del país del 7,9 %.
Poco imaginaron Edmund Hillary y Tenzing Norway o los dioses budistas e hinduistas que sus hazañas o su creación llegarían a tener esta relevancia para los oriundos.
La biodiversidad nepalí es totalmente insólita
En las mayores alturas, prácticamente no hay seres vivos, pero en los macizos medianos sí y, además, exótica. El raro y escaso leopardo de las nieves y el abundante yak el animal más utilizado por los habitantes de las montañas como medio de transporte, son un ejemplo de ello. También es el hábitat de las denominadas ovejas azules, que saltan por las laderas del Himalaya, y de una infinidad de marmotas. Entre ellos, el macaco Rhesus que, como especie, es considerado vulgar. El Rhesus nunca se ha encontrado en peligro de extinción, aunque puede que ahora sí.
La población nepalí es una más que admirable superviviente
La población ya ha vivido otras situaciones de alta emergencia, como en el caso del terremoto de 2015 y fue capaz de remontar e incluso, en lo que a turismo se refiere, de repuntar ostensiblemente. Pero el pueblo nepalés no se resigna a que el “llover sobre mojado” tenga que ser su sino.
A través de declaraciones en The Kathmandu Post, Kami Rita Sherpa, el casi gurú nepalí por ser quién más veces ha coronado el Everest (24), alentaba diciendo: “Los turistas volverán”.
Breve relato en imágenes: cómo los voluntarios alimentan a los macacos
A continuación, imágenes que ilustran la actividad de los voluntarios que alimentan a los macacos, cuyos derechos de publicación han sido cedidos por Ekantipur a LUGARES para la realización de este artículo. Gracias.