Cinco visitas obligadas en la Alta Cerdanya
En Lugares de Aventura me cogieron la palabra. Escribía yo, en mi último reportaje que les mandé —en el que os hablaba de las visitas turísticas con tintes culturales que se podían hacer en la Baja Cerdanya—: “sin adentrarnos en la Alta Cerdanya ya en territorio francés, que se merece otro artículo de lujo”. Y, listos, me han encargado dicho reportaje.
En el artículo de la Baja Cerdanya finalizamos el recorrido en Llívia. Y vamos a servirnos de esta población enclave, dentro de territorio administrativo francés, como punto de partida para continuar con nuestro viaje singular turístico cultural por la Cerdanya.
No voy a hablaros de las iglesias románicas, tampoco lo haremos de su barroco (por cierto, en verano, la oficina de turismo de la Communauté de Communes Pyrénées Cerdagne ofrece visitas guiadas con el historiador Jean Louis Blanchon) y no mencionaremos el Tren Groc (este último, una maravilla de ingeniería en su época, con una historia detrás interesante). Se merecería otro reportaje… ahí lo dejo.
Dolmen de Brangolí
Empezamos con nuestra primera parada: Enveig. El topónimo en francés es Enveitg. Este municipio se halla en la carretera que conecta la Cerdanya con el Ariege francés o Andorra (entrada por el Pas de la Casa). La carretera cruza el coll del Puymorens (Col du Puynmorens).
Pues bien, a pocos kilómetros del inicio de esta carretera —la RN-20 francesa, tiene su origen/final en La Guingueta d’Ix (Bourg-Madame)— hallamos el municipio d’Enveig, cercano al bonito pueblo de Ur y a sólo unos minutos de Llívia.
Dolmen de Brangolí
Publicado por Llegendàrium en Lunes, 27 de enero de 2020
En Enveig se halla una joya megalítica declarada monumento histórico de Francia desde el año 1976: el dolmen de Brangolí. Es para selfie, sin duda. Este monumento, que recibe multitud de nombres —se lo conoce también como el Dolmen de les Marrunyes o el Sepulcro de la Cueva del Campo de la Marrunya— está situado entre los núcleos de Feners i Brangolí, a más de 1.600 metros. Si se acercan por la zona hallarán señalización para llegar hasta él.
Las dimensiones del dolmen son espectaculares —si lo comparamos con los que habitualmente vemos— ya que su altura nos permite estar de pie en su interior. Hay quién lo considera uno de los dólmenes más bonitos de este lado de los Pirineos. Insisto: selfie, colgar la foto en nuestras redes y recibir gran cantidad de likes está garantizado. Pero, más allá de los “me gusta”, deben saber, cuando pongan algo de texto por debajo de la fotografía, que dicho dolmen está ahí desde unos 2.000 años antes de nuestra era.
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Castillo de Querol
No nos vamos a extender más sobre el dolmen. Recuperamos el coche y continuamos carretera, en dirección al coll de Puymorens y a Porté. Muy cerquita de Enveig, a poco más de 10 kilómetros, hallamos el núcleo de Querol, del municipio de Porta. Para los esquiadores que utilizan habitualmente la carretera para ir a las estaciones de esquí que hay en esta zona no les sorprenderá lo que van a leer ahora: en este pequeño núcleo se encuentra los restos del castillo del Querol.
Sus restos son visibles desde la carretera. Las conocidas como “torres de Querol”, que es lo que queda del castillo, maltrechas, pero erguidas, orgullosas de lo que en su día fuera una gran construcción de defensa de esta zona que para entonces se hallaba bajo dominio de los condes catalanes. Para rematar el día, y ser la envidia de los amigos, las fotografías que os puedan salir de aquí tampoco no están nada mal.
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Casa del Granit
Hemos dejado para un segundo día la visita a la Casa del Granit (del granito), en Dorres. Para llegar a Dorres deben también tomar la RN20 pero, a la altura de Ur, en el centro de la villa, hay un desvío (la D618) que debemos coger. Una vez en esta vía, la información viaria nos lleva a la localidad.
La Casa del Granit es un museo que nació en 1999. La iniciativa del proyecto la tuvo quién fuese alcalde del municipio de aquella época, Jean Gordia, que a su vez era el último de una generación familiar de talladores de piedras de Dorres y el último que mantenía esta profesión en la localidad —hay una ruta de las casas de los talladores que hubo en su momento en Dorres, una profesión muy arraigada en este pueblo el siglo pasado—.
Les recomiendo esta visita porqué a lo largo de la Cerdanya, en diferentes pueblos, van a ver los típicos portales de piedra de las casas cerdanes y podrán relacionar ambas cosas y les ayudará a valorar la laboriosidad de dicha profesión.
En la web describe que el “museo transmite la historia de los canteros (cortadores de piedra): el saber hacer de un oficio, hoy ya desaparecido. Algunas fotos antiguas evocan la vida del pueblo. Un circuito a pie por las calles estrechas del pueblo le hará descubrir 24 casas donde han vivido algunos cortadores de piedra. Descubriréis los abrevaderos, los fregaderos, las herramientas, las fuentes…”.
**Algunas actividades pueden estar cerradas puntualmente por obras de mejora, más información y contacto antes de ir.
Y, para acabar esta parte del artículo, tengo una muy buena noticia para ustedes: el museo está abierto durante este mes de agosto, y parte de septiembre, todos los días. Su entrada incluye un billete que os da acceso a los baños romanos de Dorres. Se que les acabo de convencer. Lógico.
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Museo de la Cerdanya
La tercera de las sugerencias nos conduce a la parte opuesta de la comarca, a Santa Llocaia (Sainte-Léocadie). Si mantenemos nuestra base de operaciones en Llívia, pues a menos de 10 kilómetros en coche. Hay que ir a buscar la carretera RN116. No tiene pérdida y está perfectamente señalizada.
¿Por qué hay que ir a Santa Llocaia? La razón es que en este municipio tienen el que llaman el Museu de la Cerdanya. Es un lugar y una instalación muy característica. Nuestra historia y nuestra tradición más reciente se halla expuesta en ese museo. De las recomendaciones vertidas en este artículo, esta es la actividad más familiar de todas.
El museo, instalado en una granja del siglo XVIII, es conocida como Cal Mateu -en 1810 la casa fue comprada por Mathieu Río, un rico comerciante francés—. El edificio que alberga el museo está considerado como Monumento Histórico desde el año 1984. La casa nos muestra un estilo arquitectónico muy representativo de las grandes explotaciones agrícolas locales.
El museo ofrece al visitante importantes colecciones de piezas agrícolas y presenta las múltiples facetas y trabajos que se hacían en la Cerdanya vinculados al oficio de agricultor, así como las tradiciones locales, entre otros. Para pasar una buena tarde, sin duda, conociendo algo más de nuestros antepasados.
**Más información y contacto.
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Horno solar de Odelló
Dejábamos para otro día la siguiente sugerencia: ¿Qué saben de la energía solar? Si se hallan en la Cerdanya deberían saber que en esta zona se hallan diferentes instalaciones, con exposiciones destacadas algunas de ellas, que nos adentran en esta tecnología. No pueden irse de la comarca sin ir al horno solar de Odelló (en francès Odeillo) o a las instalaciones de Thémis Solaire (del horno solar que hay en Montlluís les hablaré después, para finalizar este artículo).
Hagan una visita completa: primero Odelló y luego Thémis. De Llívia a Odelló, 10 kilómetros, y de Odelló a Targasona —donde se halla el museo de Themis—, menos de 5 kilómetros. Todo a menos de 20 minutos de trayecto.
El horno solar de Odeillo, que recibe el nombre de Héliodysée, es uno de los más potentes del mundo y, sin duda, claro, el más importante que van a encontrar en los Pirineos. Es un horno, que funciona con energía solar, con una potencia térmica de 1.000 KW. Su funcionamiento rige del principio físico de la concentración de los rayos, concentración que se realiza mediante espejos. La enorme parábola —que se ve a cierta distancia— recoge esos rayos y los dirige sobre una superficie de unos 40 cm de diámetro lo que representa concentrar una energía que equivaldría a unos 10.000 soles.
En la web de la oficina de turismo de Pyrénées Cerdagne explican: “un lugar importante de nuestro patrimonio científico. Primer horno solar de tamaño semi-industrial construido en el mundo. Su parábola está inscrita desde 2009 como Monumento Histórico. Acoge también el laboratorio PROMES, que es una Unidad Propia de Investigación del CNRS de fama internacional”.
**Algunas actividades pueden estar cerradas puntualmente por mejoras o mantenimiento, más información y contacto antes de ir.
Como ya están ahí, y se habrán quedado maravillados con las instalaciones y la exposición que se halla en su interior, a pocos kilómetros, como hemos indicado antes, está Thémis Solaire, en Targasona (Targasonne). Esta instalación fue inaugurada en 1983, como planta de energía solar y fue una verdadera referencia internacional para convertir energía solar en electricidad. En 2012, no obstante, obsoleta en su rendimiento, se transformó y se llevó una profunda rehabilitación para convertirla en una plataforma multitecnológica para la investigación y el desarrollo de nuevas tecnologías para la producción de energía solar. Está abierta al público. Muy recomendable de visitar. El horno solar de Odelló y Thémis, en Targasona, son equipamientos para visitar en familia. En ambos casos, sus exposiciones tienen un alto perfil pedagógico.
La importancia de la Cerdanya en el ámbito de la tecnología solar está más que demostrado desde hace años. No es de extrañar que sea precisamente en Odelló donde en breve, los días 25 al 27 de agosto, se celebre la séptima edición de las Jornadas Estatales de la Energía Solar (JNES), jornadas que acogerá más de un centenar de investigadores, pero también industriales.
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Fortaleza de Montlluís
Vamos ya acabando con las recomendaciones que les propongo en la Alta Cerdanya. Finalizamos el recorrido fuera del ámbito comarcal, pero por escasos kilómetros —Montlluís (Mont-Louis) está a poco más de 17 kilómetros de Llívia, a unos 20 minutos en coche—. Les ofrezco la guinda para esta delicia de ruta cultural por la zona: Montlluís, que se halla en la comarca de Conflent. Estoy seguro de que muchos de los lectores saben a qué me refiero.
Y hay que ir a Montlluís, por dos aspectos, principalmente. Uno nos viene al dedillo porqué también está ligado a la energía solar de la que hemos hablado hace unas pocas líneas antes. Fue en Montlluís donde se instaló el primer horno solar en esta zona, en 1949, cuyo funcionamiento se explica con una visita guiada y que maravilla a los que se apuntan a ella.
La segunda de las razones por la que deben ir a Montlluís es su fortificación militar, que tiene detrás una gran historia. Fue diseñada por el célebre arquitecto militar Sébastien Le Prestre de Vauban, en aquel entonces bajo las órdenes del rey Luis XIV. Fue mariscal. Hablamos de 1680, posterior al Tratado de los Pirineos.
El rey francés quiso establecer una línea de defensa desde el Mediterráneo hasta las cimas de los Pirineos y ordenó su diseño y posterior construcción. Levantó diferentes ciudadelas que hoy forman una ruta y que incluye Perpinyà, Cotlliure, Bellaguarda, Prats de Molló, Els Banys i el Palaldà, Vilafranca de Conflent y Montlluís. Esta antigua plaza puede enorgullecerse de figurar en el patrimonio mundial de la UNESCO bajo la denominación de fortificaciones de Vauban.
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