El Mont Blanc se cobra la vida de dos alpinistas en apenas 24 horas
La muerte de alpinistas en el Mont Blanc no es, lamentablemente, un hecho aislado. La semana pasada, la cima más alta de la Europa occidental y un icono entre los montañeros, se cobró dos víctimas más.
La última, la madrugada del viernes, cuando un escalador que subió solo por la cara norte quedó atrapado a 4.000 metros de altitud en medio de una fuerte tormenta y de noche.
Apenas 24 horas antes, el jueves por la tarde, un alpinista de 65 años fue víctima de una caída de 400 metros cerca del glaciar Bossons.
En ambos casos, los equipos de rescate del Pelotón de Gendarmería de Alta Montaña de Chamonix (PGHM) no pudieron hacer nada.
En el primer accidente, el escalador se precipitó durante el descenso de la cima y cuando se hallaba a una altura de 1900 metros, en un sendero "muy practicable" pero ubicado en una cresta cercana al glaciar. "En cuanto caes por el lado equivocado, es muy empinado", dijeron los gendarmes, que abrieron una investigación, como ocurre con todo accidente mortal.
En el caso del viernes, era un hombre de Île-de-France quien sucumbió al frío y la fatiga a pesar de múltiples intentos de rescate en una noche agotadora para los miembros del pelotón de gendarmería de alta montaña de Chamonix (PGHM).
El propio comandante de la PGHM de Chamonix, André-Vianney Espinasse cuenta a France 3 como al atardecer reciben la llamada de socorro de un alpinista atrapado a 4.800 metros de altitud por "la tormenta, el viento, el frío".
Las pésimas condiciones meteorológicas hicieron imposible el vuelo en helicóptero de los equipos de rescate, que lo vuelven a intentar, pero el viento obliga al piloto a dejarlos a 3.200 metros, desde donde emprenden un peligroso ascenso nocturno.
A las 2 a.m., tras llegar al refugio Gouter y hacer una pausa, los rescatadores partieron al encuentro del escalador, en la oscuridad, enfrentándose a un viento de 80 km / h y sin noticias del accidentado.
Lo encuentran alrededor de las 4:10 am en el Grand Plateau, una zona "mortal" donde había podido descender, a una altitud de 4.000 metros, bajo seracs que amenazan con dejar caer sus toneladas de hielo. Allí, los tres miembros del equipo hicieron un "punto caliente" a su alrededor para retrasar la severa hipotermia del alpinista.
Pero "a las 5:30 am, todavía con un viento terrible, sufrió un paro cardíaco", prosigue el comandante Espinasse.
Al mismo tiempo, se pone en marcha un nuevo intento para intentar sacar el cuerpo del escalador en el helicóptero, pero vuelve a fracasar a causa del viento. “A las 6.15 am, tomé la decisión de decirle a mi equipo que abandonara esta zona extremadamente peligrosa, dejando allí al montañero”, hasta que horas más tarde, un helicóptero de rescate italiano, procedente del otro lado del macizo, pudo llevarse a la víctima.
"Anoche luchamos, pero no hubo milagro", concluye André-Vianney Espinasse, quien desea recordar que "hay que evitar la alta montaña en solitario, por todos los peligros objetivos que encierra".
