El tren del Mont Blanc: un proyecto de la Belle Époque que quedó a medio camino
A finales del siglo XIX y principios del XX, la Belle Époque fue una era marcada por el optimismo, el progreso tecnológico y una fiebre por conquistar las cumbres más altas de los Alpes.
En esta época de grandes proyectos, la idea de construir una línea ferroviaria que llevara a los turistas hasta la cima del Mont Blanc, el techo de Europa Occidental con sus 4.809 metros, no parecía tan descabellada como lo sería hoy.
La fascinación por el turismo de montaña y el deseo de acercar las cumbres a las masas, impulsaron numerosos proyectos liderados por ingenieros, industriales y mecenas visionarios.
El ingeniero Saturnin Fabre fue uno de los pioneros que soñaba con hacer accesible el Mont Blanc en tren. Su propuesta competía con otras igualmente ambiciosas, como el uso de ascensores para llegar a la cumbre.
Finalmente, en 1907, las autoridades locales eligieron el trazado que partiría desde Le Fayet, en Saint-Gervais, para construir lo que prometía ser el tren más alto de Europa.
La construcción de la línea ferroviaria comenzó con gran entusiasmo. La ruta seguía en parte al aire libre y en parte bajo tierra, alcanzando su punto más alto en los Rochers Rouges, a 4.573 metros, justo debajo de la cúpula del Mont Blanc.
En agosto de 1913, el tren ya llegaba hasta la estación Nid d'Aigle, a 2.372 metros, pero los planes para continuar la línea más allá se vieron truncados por los problemas financieros y, poco después, por el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914.
Al final del conflicto, las prioridades habían cambiado y el proyecto quedó paralizado para siempre. Aunque nunca se completó el trayecto hasta la cima del Mont Blanc, el tranvía del Mont Blanc sigue operando hasta hoy, siendo una de las atracciones turísticas más icónicas de la región.
Hoy en día, el tranvía del Mont Blanc sigue transportando a los viajeros desde Le Fayet y Saint-Gervais hasta su terminal en el Nid d'Aigle, cerca del glaciar Bionnassay.
Aunque el tren nunca alcanzó los soñados 4.573 metros de altitud, su recorrido actual ofrece impresionantes vistas de los Alpes y la oportunidad de acercarse a las altas montañas.
Para los montañeros, el Nid d'Aigle es el punto de partida hacia la famosa ruta de ascenso al Mont Blanc a través del refugio de Goûter.
Los trenes actuales, modernizados en los últimos años para mejorar la comodidad, aún conservan los nombres de las hijas del primer director de la línea: Marie, Jeanne y Anne. A ellas se ha sumado Margarita, en honor a la cuarta hija.
Estos trenes, símbolo de una época dorada del turismo, recorren la línea durante los meses de verano, permitiendo a los excursionistas y escaladores disfrutar del impresionante paisaje alpino.
Más de un siglo después de que se soñara con llevar a los pasajeros a la cima del Mont Blanc, Saint-Gervais sigue siendo un referente en innovación en el transporte de montaña.
En septiembre de 2024, la región inauguró "Le Valléen", un teleférico urbano que conecta la estación ferroviaria de Le Fayet con el centro de Saint-Gervais.
Este sistema no solo facilita el acceso a los esquiadores y turistas, sino que también reduce el tráfico rodado en el valle, apoyando la transición hacia una movilidad más sostenible.
Saint-Gervais, con su combinación de tradición e innovación, sigue siendo un destino que mira hacia el futuro sin olvidar su herencia.