Descubre el Prater de Viena y su noria de película en color otoño
Dicen en Austria: ¿Qué sería de Viena sin su Prater y qué sería del Prater sin la noria? Del mismo modo, una visita a Viena obliga a ir al Prater y, claro está, a montarse en su histórica y fabulosa noria.
Desde el punto de vista del paladar, el Wurstelprater, como llaman los vieneses cariñosamente al parque porque es lugar de degustación, es un punto clave para saborear cocina vienesa. En clave de imprescindibles, en la gastronomía del Prater son: el famoso codillo y los langos, una especialidad de harina de levadura de la cocina húngara con pinceladas de agua con ajo que se come por la calle.
El Prater: Un parque de recreo para todas las edades
El famoso Volksprater de Viena está situado en el barrio de Leopoldstadt, en el centro de la ciudad.
En él, además de la noria construida en 1897, están el carrusel, la sala de espejos y de la risa, el tren fantasma, la montaña rusa y el trenecito de Liliput con el que los visitantes pueden disfrutar de una vuelta por las instalaciones de Rummelplatz.
El Prater verde: un oásis natural en el centro de Viena
Y es que el Prater no es solo un parque de atracciones. Lo colinda el Stadtpark y esta vecina e impresionante zona verde lo convierte en un extraordinario parque. Naturaleza en estado puro en el centro de Viena. En él, uno se siente lejos de la ciudad. Antiguamente, esta zona era coto de caza de los Habsburgo. Pero, primero el emperador José II y más tarde el emperador Francisco José, derribaron muros físicos y sociales e hicieron que a los antiguos cotos de caza que eran "solo para los caballeros y las damas" pudiera acceder todo el mundo. Así nacia el Prater, un lugar de recreo para los ciudadanos.
Lo cierto es que hoy se pasea por la avenida principal, desde Praterstern hasta Lusthaus y, flanqueando el camino, chopos que, en otoño, tiñen el suelo con los colores cálidos de sus hojas caídas. Una paleta de color que compite con el rosa de las flores primaverales de los castaños, que también convierten el lugar en todo un espectáculo para los que caminan, pedalean, montan a caballo o los que corren para conseguir su reto de actividad diario. Mientras, en las plazas, los más pequeños juegan y los jóvenes están en la pista de skate y BMX o se lanzan a la arena de las pistas de vóley playa.
En cada estación del año, como mágicamente, la Pradera de los Jesuitas del Prater de Viena se tematiza. En invierno, por ejemplo, producen la nieve suficiente como para organizar una auténtica batalla de bolas de nieve. Hay pistas de esquí de fondo y también una zona de trineos que aprovecha las ruinas de las casas bombardeadas durante la II Guerra Mundial.
La noria gigante del Prater, pura esencia vienesa con Historia e historias
La noria gigante de Viena, la Wiener Riesenrad, es la más antigua de su tipo, tiene más de 125 años. Se inauguró el 3 de julio de 1897 para celebrar el 50° aniversario del reinado del emperador Francisco José.
Es casi un monumento y vivido etapas históricas de muy distinta índole, desde la Primera y la II Guerra Mundial hasta sus momentos de gloria en Hollywood, pasando por las historias de amor que han tenido lugar en sus vagones. En todo caso, una extraordinaria manera de disfrutar de fantásticas vistas de Viena mientras se toca el cielo.
Curiosidad: ¿Sabías que la noria fue diseñada para que pudiera funcionar a mano en caso de un corte eléctrico?
- Cronología de este emblema
En torno a 1900, Viena estaba en pleno esplendor. Nuevas ideas y movimientos sociales. Era la Viena del padre del psicoanálisis, Sigmund Freud, de Emilie Flöge, diseñadora de moda y musa de su compañero Gustav Klimt, y Otto Wagner. Todos ellos, perseguían el ideal de una vida más libre para el pueblo y no solo para la nobleza. El Prater simbolizaba esos anhelos. Fue en esta época cuando se construyó la noria, una atracción que estaba de moda a finales del siglo XIX y el empresario teatral Gabor Steiner decidió llevar el invento a Viena.
- Primera Guerra Mundial: La noria deja de girar.
- 1916: Se plantea su demolición, pero, por suerte, la falta de dinero y mano de obra impidió desmantelarla.
- 1919: El empresario Eduard Steiner adquiere la noria gigante y la vuelve a poner en marcha.
- Tiempos felices que duran poco. Estalla otra guerra.
- 1944: Los nazis se apropian de ella.
- La Wiener Riesenrad se quema casi por completo, pero el esqueleto de hierro permane intacto.
A la reconstrucción del Prater y la Wiener Riesenrad, contribuyó toda Viena. Se consiguió una gran cantidad de donaciones de la ciudadanía.
- 1947: La noria finalmente se restaura y vuelve a funcionar, con menos cabinas y más sencillas.
- 2016: Unas nuevas cabinas, fieles a las originales, sustituyen las cabinas de la posguerra.
- Hoy: Las cabinas rojas y blancas son tan espléndidas como cuando se inauguró la atracción en 1897. Puede que ahora sea tal como la quería el emperador hace 125 años: para todos.
El propio Steiner murió en el campo de concentración de Auschwitz en 1944. En 1953, la noria fue restituida a tres herederas de Steiner. Ahora, la noria es de propiedad privada.
Una noria que ha hecho carrera en Hollywood
En más de un siglo de vida, ha hecho una carrera estelar en Hollywood, actuando como musa y escenario de momentos inolvidables.
Resumen filmográfico:
- "Antes del amanecer", Julie Delpy y Ethan Hawke comparten un esperado beso al atardecer.
- “007: The living daylights”, en que James Bond compartió un momento romántico con su chica Bond.
- “Der Todesritt auf dem Riesenrad”, un “peligroso” cortometraje mudo austríaco-húngaro de 1914, en que una artista de circo va a lomos de un caballo en lo alto de uno de las vagonetas.
- “El tercer hombre” Con motivo del 250 aniversario del mundialmente conocido parque de Prater en Viena, European Film Academy (EFA) distinguió a la Noria Gigante del parque con el título de “Tesoro de la Cultura Cinematográfica Europea”, precisamente y sobre todo, su aparición estelar en ‘El tercer hombre’, el clásico de Carol Reed con Orson Welles.
El Prater también tiene ambiente culinario, otro imprescindible
Tan variada como la oferta para disfrutar del Prater vienés son también las posibilidades culinarias que se ofrecen en él. Unas 60 empresas gastronómicas: desde el puesto a pie de calle, donde comprar “Langos“ con un aroma condimentado, o los puestos de salchichas típicos de Viena, donde se suele comer una “Hase“ (una salchicha caliente en el dialecto local), hasta un restaurante castizo – a menudo con música en vivo y baile en el jardín – así como restaurantes para clientes exigentes.
Lugares y especialidades
La Schweizerhaus, con su enorme jardín es legendaria en el Prater. Aquí se come el codillo de cerdo (Stelze) y la fritura de patatas ralladas (Kartoffelpuffer) mientras se toma una cerveza Budweiser original a la sombra de los árboles o bajo la luces por la noche.
El Luftburg - Cocina en el Prater, conun jardín verde y una gran terraza donde sentarse a comer y beber. Es conocidopor su ambiente familiar, con espacio de ocio para niños en el exterior, así como por sus especializades a la brasa, desde codillos de cerdo hasta las costillas. Y todo 100% ecológico.
El Rollercoaster Restaurant. Aquí, espectáculo de mise en place. La comida se transporta a la mesa, haciéndola circular sobre espectaculares montañas rusas. Robots que mezclan cócteles y ofrecen coreografías en un fantástico espectáculo luminoso.
Y en el entorno natural del Stadpark, encontramos:
El “Meierei”, donde merendar “a la vienesa” en la terraza, mientras observa la actividad de ciclistas, corredores y patinadores que pasan por la avenida principal del Prater, por delante de la valla del jardín.
El “Lusthaus”, que ofrece delicias en un ambiente imperial con encanto. Está en lo que era fuera el pabellón de caza imperial y sirve cocina vienesa y austríaca antigua.
El “Altes Jägerhaus”. Es la antigua casa del cazador y tiene, por tanto, un pasado imperial, ya que era la casa de la servidumbre del Emperador y las caballerizas. Su especialidad, alta cocina creativa.
Museo del Prater
El antiguo parque de atracciones Wurstelprater fue destruido durante los últimos días de la Segunda Guerra Mundial en 1945 y sus vestigios se exponen en el Museo del Prater.
La entrada al coto de caza imperial del Prater ya era un lugar público de recreo desde antes de su apertura en el año 1766. Artistas, puestos de comida, juegos de azar y comida rápida entretenían y aprovisionaban a las sociedades de caza de la nobleza y sus séquitos. El antiguo Prater creció y prosperó hasta el siglo XX, y fue completamente destruido durante la II Guerra Mundial. El Museo del Prater los recuerdos se plasman en una gran colección fotográfica de atletas, luchadores, gigantes, enanos y otros personajes a cuál más peculiar. Además, hay singularidades originales como la del Watschenmann vienés, un muñeco al que se abofetea para medir la fuerza de quien golpea; el dragón de un tren de la bruja y una antigua figura de carrusel de varios metros de altura. Es la «santa protectora» del Wurstelprater en forma de diosa Fortuna.
Hasta pronto, Viena
La noria ya nos ha permitido ver Viena desde lo alto, pero hay también otras fórmulas para contemplar esta ciudad imperial: subirse a un mirador y dejarse inspirar por unas vistas increíbles.
Uno de los miradores clásicos es la torre sur de la Catedral de San Esteban, que bien merece una visita.
Al otro lado del Danubio, la Torre del Danubio ofrece también una maravillosa vista de Viena y sus alrededores. Los visitantes pueden admirar la ciudad desde el mirador o el restaurante, que gira 360 grados de forma casi imperceptible. Bonitas fórmulas para observar, recordar lo que hemos vivido y decirle un “hasta pronto” a esta ciudad que hechiza en cualquier época del año.