¿Te atreves con 5 experiencias de turismo de aventura extrema?
No hay continente en el planeta Tierra que no ofrezca aventuras casi espeluznantes, de esas que el recuerdo provoca piel de gallina. A veces, viviéndolas en propia piel, otras simplemente admirando la capacidad de otros de poner el riesgo como precio para conseguir un reto.
En todo caso, las 5 aventuras en que aquí nos fijamos ofrecen una versión extrema, pero también la opción de reducir el riesgo y convertirlas en interesantes y muy, muy disfrutables.
1.- Visitar al interior de un volcán en Islandia
En Islandia, se puede descender al interior de un volcán que lleva 4.000 años inactivo, el Thrihnukagigur, y maravillarse contemplando su cámara magmática, que es impresionante. Una vez en Islandia, llegar es fácil. Está en el Blue Mountains Country Park, en Bláfjöll, un área situada a las afueras de Reikiavik, la capital. Desde allí, hay que recorrer 3,2 km por un camino que lleva directamente hasta el cráter del volcán. Allí, casco, arnés y subir a la cesta de un ascensor que en 6 minutos desciende 198 metros. Es voluntariamente lento.
Hay que admirar la belleza de estas rocas cuyas texturas y colores son magníficos, vivos, casi rugientes. Amarillos, azules, rojos, violetas y naranjas... Un fragmento de naturaleza que más que natural parece irreal.
Además, es inmenso. Como indicación: en la base de la cámara cabrían tres canchas de baloncesto. Al bajar del ascensor, los visitantes disponen de 30 minutos para mirar, remirar i admirar este verdadero capricho de la naturaleza. De hecho, el proceso geológico que ha tenido lugar en el Thrihnukagigur no es habitual. Debido a la inactividad, en lugar de enfriarse y solidificarse, la cámara magmática se “desvaneció”.
2.- Caminar por el sendero más peligroso del mundo en Huashan, China
El monte Hua, conocido también como Huashan significa literalmente “Montaña del Esplendor”, situada en la provincia de Shanxi, y a unos 120 km de Xi’an, es uno de los lugares sagrados del taoísmo en China. Agrupa 5 picos. El más alto es el Pico Sur, de 2.160m.
Tanto su capacidad de transmitir espiritualidad como la emoción que provoca recorrer senderos pendiendo de la roca convocan turistas, peregrinos y deportistas con ganas de generar adrenalina.
El sendero más peligroso está en el tramo el que lleva a su cima. Son 15 km atravesados por tablones, con escalones excavados en la roca. En la garganta de la montaña hay pasos que miden poco más de 30cm. Evidentemente, está indicado para aquellos que no tienen miedo a las alturas y para aquellos a los que les gusta admirar maravillas.
3.- Descubrir lo mas profundo en inquietante del Planeta Tierra en el Great Blue Hole de Belice
Si hablamos de lugares remotos, los blue holes (agujeros azules) del planeta ocupan -seguro- uno de los primeros puestos, si no el nº 1. Son profundidades abisales inimaginables.
En el mundo, hay muchos y cada vez se descubren más. Parece que se formaron durante la última Era de Hielo en que el agua del deshielo, potente por su inmensa magnitud y peso, se filtró con contundencia en el suelo erosionándolo y creando grandes cavidades subterráneas que, con las posteriores subidas de las aguas, quedaron inundadas. Hoy se conocen como blue holes, inmensos agujeros azules que deben su nombre al color de las aguas marinas.
Pero también se les conoce como cementerios de submarinistas. El espeleobuceo es uno de los deportes más extremos y en un blue hole la magnitud de peligro puede llegar a ser inmensa.
Precisamente por desconocidos, atraen y fascinan haciendo que, como en todo deporte extremo, el miedo y el peligro formen parte de su atractivo para aquellos a los que el riesgo justifica el fin.
Destacamos el Great Blue Hole, situado en Belice, haciendo caso Jacques-Yves Cousteau, el famoso buceador francés que realizó una primera inmersión en este “agujero” en 1960 y declaró este lugar como uno de los diez mejores sitios de buceo en el mundo.
El Gran Agujero Azul se encuentra casi en el centro del arrecife Lighthouse, un pequeño atolón situado a 100 kilómetros de la Ciudad de Belice. El agujero es circular. Mide más de 300 metros de ancho y 123 de profundidad. El Gran Agujero Azul forma parte del Sistema de Reservas de Barrera del Arrecife de Belice, declarado Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
El Gran Agujero azul no solo inspira diving y espeleobuceo. Es escenario de muchos otros deportes.
4.- Bañarse en la Piscina del Diablo, al borde, borde de las Cataratas Victoria
Esta es una de las experiencias impresionantes y a la vez inquietantes y divertidas que se pueden vivir en África. Para empezar, el escenario es impresionante: las cataratas Victoria, unas de las mayores del mundo, en un punto fronterizo entre Zambia y Zimbawe.
El ruido del agua saltando al vacío, el sinfín de arco iris que crea el sol con las gotas de agua suspendidas en el aire… En lengua local es el “Mosi-oa-Tunya”, que significa el humo que truena.
Todo magnifica el espectáculo de esta piscina natural. Realmente impresionante. Pero inquietante al mismo tiempo porque en este salto natural del río Zambeze los millones de litros de agua por minuto que se desprenden desde más de 100m pueden, de repente, provocar una subida inesperada en la cuenca de la piscina y si sus aguas rebosan saltan por el borde a un abismo de unos 108 metros de altura.
Por ello, el acceso está permitido solamente en época seca, de octubre a diciembre, cuando el caudal del Zambeze desciende considerablemente y es menos probable que, como sucede en época de lluvias, el caudal del río suba más de un metro en un solo minuto.
5.- Aventura entre tiburones blancos en Sudáfrica. Que no sea de película, por favor
Esta es una de las aventuras que nadie quiere que sea “de película”. Los tiburones blancos son peligrosos depredadores marinos que, en el cine, no suelen dejar títere con piernas…
Uno de los lugares donde se puede vivir esta aventura es en Gansbaai, cerca de Ciudad del Cabo, la capital de Sudáfrica. El protocolo de la experiencia es la inmersión dentro de una jaula, aunque los barrotes ahorran peligro, pero no escalofríos cuando los tiburones, que pueden medir más de 5 metros, se acercan a observar a los aventureros y merodean alrededor de la jaula.
