¿Navidad en Austria? ¡Que se iluminen las guirnaldas y suenen los cascabeles!
Tradición, tradición, tradición
Austria ofrece siempre un sinfín de imágenes bellísimas. Las geográficas, provocadas en muchos casos por los majestuosos Alpes, que imponen belleza donde quiera que llegue la mirada. Las arquitectónicas como palacios, plazas, casas de labriegos o estaciones de tren o de esquí. Pero también escenas, entornos llenos de vida, fruto de la tradición que año tras año repite. Es el caso de los mercados navideños que, más allá de contener la belleza del lugar, acogen actividad social y son una muestra clara de la perseverancia de Austria de mantener la tradición y aumentar, cada vez más, el protagonismo y la visibilidad de propuestas de este estilo, fruto de hábitos de antaño.
Inmersión en la magia de las Fiestas
A las 10:00 de la mañana, ya hay movimiento. En las plazas y callejuelas en que se instalan los mercados empiezan el ir y venir. La música ya suena, las casetas abren sus contraventanas para descubrir cientos de adornos navideños de colores, los fogones se ponen en marcha y, poco a poco, el calor irrumpe en el frío.
Cuando anochezca, la música seguirá sonando, pero -entonces- la acompañará la magia de las luces. Ya se habrán encendido todas. Las que cruzan las calles, las que bordean fachadas, puertas y ventanas; las de las velas que crepitan en cualquier rincón; y las de las brasas de hogueras estratégicamente situadas para reconfortar al visitante en su paseo. Luz y luces. Todas con un mismo fin: crear un ambiente tradicional, muy tradicional y mágico, tanto que parece un cuento.
Con una taza en la mano
Un ritual que forma parte indispensable del recorrido por un mercado de Navidad es una taza. Se compra y sirve para rellenarla, en las distintas casetas que ofrecen bebida. Lo más habitual es el punch (vino caliente), que hace entrar en calor al instante, pero también se puede optar por el chocolate, sobre todo para los más pequeños. Sea cual sea la elección, es una bebida caliente y humeante que esparce olor a dulzor. Nadie prescinde de la taza del mercado, aunque sea para brindar o para calentarse las manos.
En cada mercado encontramos tazas con su nombre, de colores, con distintas formas. Son una muestra de identidad, de marca. Ver a todos los visitantes con ese distintivo se convierte casi en una acción -voluntaria o no- de street marketing.
Punto de encuentro sin igual
Los viajeros se encuentran con la tradición austriaca. Los austriacos no solo con su tradición sino también con sus amigos. Para muchos autóctonos, durante la época de adviento, los mercados son punto de encuentro con amigos y familiares. Momento y lugar de cita ineludible. Allí seguro que se halla esa nueva figura para colgar en el árbol, ese queso artesano que cuesta encontrar en las tiendas o esa creación artesana de madera. Pero, al mismo tiempo, para compartir desayuno, merienda o cena -tipo tapeo- entre risas y cantos.
Iniciamos un recorrido singular. Vamos a la zona de los lagos de Salzburg
Partimos de Viena y vamos hasta Salzburg. De ahí, iremos a la zona de los lagos o Salzkammergut, Patrimonio de la Humanidad. Aprovechando la excelente red de trenes de la ÖBB combinada con los autobuses que dejan a pie de los pocos destinos a los que no llega directamente el tren, en Austria, es fácil y agradable moverse en tren. Austria es uno de los países que apuesta de forma clara por la movilidad sostenible. Decidimos que para un tramo largo la mejor opción es la alta velocidad: el Railjet ÖBB.
A Salzburg volveremos. Será en la vuelta a casa. Pero, ahora, el primer destino es St. Wolfgang. Disfrutar del paisaje a través de las ventanas de estos impecables trenes, y saber que no encontrarás atascos, es un placer. Forma parte de la experiencia. Además, en estas fechas, en cualquier trayecto, vemos pasar pueblos y ciudades adornadas, dando la bienvenida tanto al visitante como a la Navidad.
El lago Wolfgang, entre el “wow” del visitante y el “Ho, ho, ho” de Papá Noel
Estamos en la zona central del lago Wolfgang (Wolfgangsee, en alemán), en la parte del Salzkammergut que pertenece a la región de Salzburgo. Aquí, unos 13 km2 de agua dulce y fría crean un espejo en el que se reflejan las altas cumbres de los Alpes y las casas que, desde lejos, parecen esforzarse en hacerse un hueco entre las paredes montañosas y el agua.
Con el mismo nombre del lago, St. Wolfgang está en la orilla central. Mirando al lago, a su derecha, queda St. Gilgen y a su izquierda Groebl. Entre estos tres enclaves, se articula un recorrido de adviento fabuloso. De ensueño. Probablemente de los más “auténticos” de Europa. Además, durante el adviento hay barcos que, en circuito circular, transportan a los pasajeros de uno a otro pueblo, de forma que es fácil y agradable visitarlos todos.
St. Wolfgang. En el corazón de un lago de cuento
En St. Wolfgang, la bienvenida al ambiente navideño la dan, por excelencia, unos enormes ángeles situados a ambos lados de las puertas del pueblo y un farolillo de 19m de altura en medio del lago, cuya luz se refleja de forma temblorosa en el agua. Frente a él, en la orilla, el pueblo de St. Wolfgang.
La estampa es tan bella como singular: callejuelas, pequeñas plazas, un puerto, varios embarcaderos y luces, muchas luces iluminando fachadas y casetas de mercado. Gente agrupada escuchando la pequeña orquesta que actúa ahora en una glorieta, más tarde en una acera y aún más tarde en cualquier otro rincón del pueblo. Su función es la de ser la música de fondo de todo el espectáculo que tiene lugar en las calles.
El único espacio de St. Wolfgang que está en silencio es la iglesia. Interesante, curiosa, con dos altares principales, no se sabe muy bien porqué, pero admirable.
En St. Wolfgang, cada año se monta un inmenso belén (Pfarrgarten), con figuras de madera tallada a mano de tamaño natural que caminan hacia el pesebre. Pastores, leñadores, vacas, caballos… En cada adviento, se incorpora una figura más. Los visitantes se pasean entre ellas y también parecen formar parte de este belén costumbrista.
Desde St. Wolfgang: el tren cremallera a vapor más empinado de Europa
Es una fantástica opción que tenemos desde St. Wolfgang. Subir a este tren no nos despista de nuestro objetivo: el ambiente navideño en algunos de los parajes más preciosos de Austria. Y no lo hace porque es bucólico, porque también es de cuento navideño y porque encaja a la perfección con la experiencia. La redondea. La belleza del paisaje es casi indescriptible.
Se trata del tren de Schafbergbahn, cuyos trayectos se iniciaron en 1.893 y, desde entonces, ha funcionado sin interrupción. En invierno, este cremallera sube hasta una cota de 1.015m. y regala, tanto durante el trayecto como en la cumbre, vistas espectaculares sobre St. Wolfgang. De nuevo, nos viene a la cabeza la frase que nos acompaña durante todo este viaje: “es de cuento”. Aquí, además, el paisaje está adornado por la nieve. Fascinante.
El viajero puede esperar el próximo convoy para descender o hacerlo en el mismo en el que ha subido porque se detiene en el apeadero durante 20 minutos. Un tiempo que transcurre al margen del reloj. La absoluta calma y la quietud a la que contribuye la nieve disuelven aún más la percepción temporal. Extraordinario.
Strobl, luces sobre el agua
Al oeste de Wolfgang se encuentra Strobl, también a orillas del Lago Wolfgang. Lo primero que llama la atención cuando el barco se acerca a puerto son las figuras iluminadas dispuestas sobre una plataforma flotante de 250m. y que dan una sensación vibrante. El camino conduce a un enorme belén y, desde allí, una tras otra, casetas con vino caliente, productos artesanos, quesos que se derriten sobre el pan y pescados acabados de ahumar artesanalmente.
Incluso los braseros esparcidos por las calles tienen una forma peculiar, muy artesana. Son pedazos de tronco dentro de los cuales arde la brasa, toda una técnica autóctona. Junto a ellos, observamos a un grupo que, de forma improvisada, se ha puesto a cantar Stille Natch (Noche de Paz) el conocidísimo villancico austriaco. La mirada del visitante se pierde entre tantos impactos sorprendentes.
St. Gilgen, la luz de las velas y los reflejos del cristal más artesano
Al este de St. Wolfgang, St. Gilgen una villa que en adviento está llena de velas. La mayor es de 11m. de altura, pero -además- distribuidas por sus calles, encontramos 50 grandes velas más que iluminan estas fechas prenavideñas.
La plaza del ayuntamiento parece una ilustración sacada de un cuento de hadas, con un balcón en forma de bombonera y unas fascinantes vistas al lago.
Otro de los iconos “gilgenenses” son las bolas de cristal soplado que se producen en la zona y con las que se adornan los árboles. Son auténticas maravillas decoradas minuciosa y delicadamente. Las venden en las casetas del mercado y en las tiendas. Donde lucen con más esplendor, es en el gran árbol de Navidad que se monta en la plaza. Admirable.
Además, en St. Gilgen se encuentra la casa de la madre Wolfgang Amadeus Mozart, que se puede visitar.
Salzburg, única siempre y, en Navidad, más que única
Pasados unos días prenavideños a orillas del Lago Wolfgang, regresamos a Salzburg. Ahora sí, con la intención de descubrir todo su ambiente navideño.
Esta ciudad, la ciudad de Mozart, Patrimonio de la Humanidad llena de torres, campanarios y montañas al fondo, en esta época del año, se enorgullece de sus mercados de Navidad combinados con conciertos de adviento y actos folclóricos. Esta tradición, fechada ya en el siglo XV, es capaz de encantar a los visitantes y sorprenderles haciendo que se sientan en un cuento de hadas.
Algunos de sus mercados de Navidad son mundialmente conocidos y recorrerlos constituye una verdadera experiencia. el más grande y famoso, el Christkindlmarkt, ubicado en dos plazas contiguas, la Plaza de la Catedral (Domplatz) y la Plaza de la Residencia (Residenzplatz). En cada plaza, dos círculos concéntricos formados por casetas, creando un recorrido que huele a castañas asadas, a vino dulce con especias y a pan recién horneado. Ambiente festivo, hermoso y sabroso.
De visita indispensable, son también el “Adventzauber Hellbrunn”, que literalmente significa “Magia de adviento de Hellbrunn”, y el “Sternadvent”.
El mercado en el Palacio Hellbrunn, especialmente romántico y acogedor
Situado al sur de Salzburg, es uno de los más hermosos. Huele a conífera. Más de 700 árboles de esta familia se adornan con más de 10.000 bolas rojas y tiras de luces. Las ventanas de la fachada del precioso Palacio, 24, devienen un calendario de adviento de dimensión espectacular.
Los puestos con especialidades culinarias y artesanales se repiten como en todos estos mercados, pero -además- nos sorprende una escultura dinámica, un ángel de más de 8m., iluminado por unos potentes focos que, con una máquina que propulsa aire, convierten en “flotante” el vestido del ángel. Todos los detalles están sumamente cuidados.
Este mercado cuenta con una zona con animales que hace las delicias de los más pequeños. Animales que asociamos directamente con la Navidad, como renos, cabras, ovejas… Y se proporciona información sobre las costumbres tradicionales de la época navideña en los países de origen de los animales.
El mercado de Sternadvent, otro ineludible
Sí, éste es otro de obligada visita. Es pequeño pero encantador. Está junto a la famosa cervecería “Sternbräu”. Por todas partes, cosas lindas y alegría. Juguetes de madera, galletas de jengibre, que son pura artesanía culinaria; figuritas para el belén; tallas de maderas vírgenes; prendas de abrigo elaboradas con lana virgen; pieles de animales de los Alpes...
Es curioso, en Salzburg está tan integrada la cultura de la Navidad que incluso hay tiendas que, durante todo el año, solo venden adornos y elementos relacionados con la Navidad.
Final de Fiesta con Mozart
En todo el recorrido, nos ha acompañado la figura de Mozart, bustos, estatuas, su música en el ambiente… Un recuerdo constante a este artista universal. Ahora, en Salzburg, nos despedimos con una experiencia en torno a él. Se trata del Mozart Dinner Concert en el entorno palaciego del St. Peter Stiftskulinarium, muy cerca de la catedral. Los mejores fragmentos de Don Giovanni, las Bodas de Fígaro y la Flauta Mágica son perfectas para constatar que este gran músico también está presente en la atmósfera navideña de Austria y, en este caso, con alta cocina tematizada en un ambiente cortesano.
A la salida, las casetas ya están cerradas. Son más de las 22:00. Mañana volverán a abrir puertas y así cada día hasta el 6 de enero. Noche de Paz (Stille Natch).