¿No puedes abrazar personas? Islandia combate el aislamiento abrazando árboles
A tocar del Polo Norte, Islandia es una tierra única en que sus habitantes conviven con el hielo y fuego, la luz y la oscuridad. Una tierra a la que, aunque sus paisajes parezcan ser de otro mundo, también le afectan todos los males de este, el nuestro, como es el caso de la pandemia del coronavirus.
Entre la singularidad de los glaciares, las auroras boreales y los extraordinarios y cautivadores paisajes volcánicos que hacen de Islandia un destino natural impresionante, digno de estar en la lista de deseos de todo viajero que ame la naturaleza, ha surgido una iniciativa no menos original: ya que en estos tiempos no puedes abrazar personas, abraza un árbol.
Y déjate reconfortar por la fuerza de la naturaleza.
Los árboles, en Islandia, son un bien muy escaso y preciado
Islandia es una isla gigantesca situada en el Océano Atlántico en la que viven unas 364.000 personas. De ellos, 240.000 viven en Reikiavik, la capital. El índice de densidad de población es de 3,4 habitantes por km2.
Como país, es sinónimo de seguridad; calidad de vida, con un PIB per cápita de 73.000$; y políticas sociales proteccionistas y progresistas.
Entre lo más protegido, se encuentran sus bosques. Los había habido y muy abundantes, pero, cuando hace miles de años los vikingos colonizaron la isla, devastaron casi totalmente las zonas forestales. Antes de su llegada, un tercio del suelo estaba arbolado. Actualmente, los árboles ocupan solo un 0,5% del terreno.
Eso da lugar a paisajes en que junto a cascadas, ríos glaciales, ibones y grandes extensiones de terreno bañadas por la lava de los volcanes toda la vegetación sea solo baja.
Escenarios preciosos, pero con riesgo de desertización, porque ¿árboles?, pocos. Muy, muy pocos. Según un informe publicado en 2015 por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), en Islandia, repoblar los bosques es una prioridad.
El caso es que, ante esta realidad del entorno, el abrazo al árbol adquiere una doble intencionalidad: abrazarlos para que la naturaleza pueda reconfortar al individuo y, al mismo tiempo, que el individuo valore el árbol atribuyéndole la importancia capital que tiene para la salud individual y colectiva, la del país y la del planeta. Un mensaje universal y universalizable.
Imágenes simpáticas de un mensaje simbólico que van más allá de la anécdota
Empieza a ser habitual descubrir cada día iniciativas originales que provocan sonrisas por su toque creativo. La aportación creativa de los guardabosques del Hallormsstaöur Forest, uno de los mayores bosques islandeses, se plasma con la inclusión de fotografías de abrazos de distinta magnitud en su sitio web.
A partir de las fotos, se ha generado una campaña a través de las redes sociales y de la página oficial del servicio forestal. En el este de la isla se han abierto caminos a través de la nieve para facilitar el acceso a los residentes al bosque. Los islandeses han respondido muy activamente a la propuesta. Los abrazos se multiplican cada día y las fotos que generan también.
¿Quién dio el primer abrazo islandés?
¿Cómo empezó todo?: Throstur Eysteinsson, director de IFS, explica que la intención ha sido siempre la de extender un mensaje simbólico, partiendo de un “Oye, ven al bosque”.
Las primeras fotografías que se difundieron fueron las de los propios guardas, su familiares y amigos. Todos abrazados a su tipo de árbol preferido. Eysteinsson y sus colegas vieron la oportunidad de difundir su mensaje a un público más amplio. Según Eysteinsson, "Un paseo por el bosque es siempre bueno” y añade: “estar en un ambiente distinto al cotidiano -casa, trabajo…- estimula, despeja la mente, aleja de las preocupaciones…”. Además, parece demostrado que adentrarse en un bosque promueve la buena salud, aunque simplemente sea porque, como es sabido, los árboles contribuyen a mantener limpio el aire de contaminación y vivir cerca de ellos aporta tranquilidad. Esos beneficios, según Eysteinsson, están siempre ahí. Sin embargo, la campaña va un poco más allá y dice que, aunque el abrazo no sea necesario para obtener dichos beneficios, tampoco hace ningún daño, al contrario. El realce de las propiedades terapéuticas y relajantes de los árboles a partir de esta sugerencia saludable cuenta con una base científica.
Una recomendación con respaldo científico
Aunque parezca una práctica “extraña” la investigación sugiere que puede ayudar a las personas a sentirse mejor. El argumento de que abrazar un árbol es bueno para positivar la actitud vital tiene cierto respaldo científico. En julio de 2019, el Centro Europeo para el Medio ambiente y la Salud de la Universidad de Exeter, a raíz de un estudio realizado con una amplísima muestra, concluyó que aquellos que habían pasado al menos dos horas semanales en plena naturaleza gozaban de una mejor salud y, sobre todo, de un mayor bienestar psicológico. Si la aproximación a lo natural era “contacto directo”, como pudiera ser el oler el aire o, en este caso, el abrazo al árbol, la efectividad aumentaba. (Scientific Reports, 2019. ” Dos horas de ‘dosis natural’ aumentan la salud y el bienestar”).
Cuando el abrazo no puede ser físico, queda la opción del “teleabrazo”
Islandia ha optado por medidas un poco menos restrictivas para el estado de alarma de la pandemia de coronavirus que otros países. Ha cerrado escuelas y ha prohibido encuentros que superen las 20 personas, pero los bosques permanecen abiertos durante el confinamiento.
En muchos otros países, no es así. El acceso a zonas verdes es inviable. Si se está dispuesto a conformarse con ver árboles y que el abrazo sea virtual, podemos visitar parques nacionales de forma remota. El prefijo “tele”, cada vez más implantado en la actividad humana diaria, también puede ser aplicable al abrazo y, a partir de ahí, concentración e imaginación.
Parque Nacional de Yellowstone (EE.UU)
Parque Nacional Kruger. (Sudáfrica)
Parque Natural de Banff (Canadá)
Parque Nacional del Serengueti (Tanzania)
Parque Nacional de las Islas Galápagos