¿Por qué todo el mundo quiere ir a Japón entre febrero y mayo?
De finales de febrero a principios de mayo, Japón se viste de rosa. Los cerezos florecen por todo el archipiélago, de sur a norte. La gente festeja bajo su sombra la fuerza y la belleza de estos momentos naturales con picnics y, siglo tras siglo, esta ansiada fiesta japonesa atrae más y más visitantes de todo el mundo.
Porque para los japoneses, una flor rosa de cinco pétalos es mucho más que una flor
La flor emblema oficial de Japón no es la del cerezo, es la flor del crisantemo porque se asocia a la familia imperial. Sin embargo, los japoneses se identifican sobre todo con la flor de cerezo de cinco pétalos (sakura).
La fiesta del sakura, que se celebra en todo el país, no se refiere al árbol que da las cerezas. Es de otra variedad. Se trata de un árbol que solo se cultiva por sus flores. Son las flores que vemos en innumerables obras artísticas, motivo decorativo de muebles, kimonos o vajillas. E, incluso, la flor grabada en la moneda de 100 yenes. Una flor que, en primavera, se venera con aires de gran fiesta.
Porque un símbolo es un símbolo y, para el Imperio del Sol Naciente, más
El “hanami”, la tradición japonesa de observar la belleza de las flores es un clásico de esta cultura oriental, con connotaciones tanto estéticas como filosóficas y de concepción vital que vienen de muy antiguo. Nace en el período Heian (794-1185). Antes había sido la flor del ciruelo, pero la aristocracia optó por la del cerezo y ello acabo provocando la sustitución de la flor simbólica del Imperio del Sol Naciente.
Porque es una buena fórmula para todos
Sí, la flor del cerezo (sakura) es un claro emblema de país y es capaz de movilizarlo al completo cuando estos árboles florecen. Días antes de los que se prevén como “instantes de belleza máxima”, es habitual ver situaciones curiosas como empleados de empresas haciendo guardia junto a un espacio para “reservarlo”. No sea que el esperado meeting “floral” de empresa no cuente con el mejor escenario. Las familias no lo hacen con tanta antelación, pero uno o dos días antes, también buscan fórmulas para conseguir un emplazamiento óptimo.
Porque las flores proponen relax en el momento más adecuado del año nipón
Las expectativas de fiesta se unen a las de relajación. De enero a marzo, en Japón se vive el último trimestre del año fiscal, que acaba el 31 de marzo. Época de estrés indudable. Por tanto, las flores aparecen en muy buen momento. Suponen un punto de inflexión en el decurso anual.
Así, los parques y jardines de todo el país se llenan de gentío que tiende sus manteles o lonas en el suelo para sentarse o tumbarse y degustar un buen pícnic, charlando, concentrándose o, simplemente, pensando. Los manteles, bajo la sombra de las flores, crean una escena casi pictórica, además de verdaderamente costumbrista.
Porque encaja en cualquier horario, "abierto altamente disfrutable" las 24 horas
El hanami puede alargarse hasta la noche. Ahí entra en juego la iluminación. Y, ¿qué decir?: sofisticación, delicadeza, innovación… Algo que descubrimos en los parques Takada de Niigata e Hirosaki de Aomori. Ahí, el diseño de iluminación de la floración nocturna es espectacular. El ambiente que envuelve un paseo por estos parques impresiona. Takada e Hirosaki, es un dueto que suelen hacer muchos viajeros en abril: Takada a mediados e Hirosaki a finales. Un buen valor añadido nocturno lo da el Castillo de Kanazawa en la prefectura de Ishikawa. muy admirado por su gran despliegue de luces.
Porque activa dispositivos y se convierte en un reto
Sobre todo, los meteorológicos. Ante tal activación social, uno de los estamentos públicos clave pasa a ser la oficina de meteorología japonesa oficial. Esta, cada año -y con antelación-, trabaja en el pronóstico de florecimiento (sakurazensen) y publica, periódicamente, un calendario de cuenta atrás que va actualizando la previsión. Los que están dispuestos a contemplar las flores (sakura) saben que desde que el cerezo florece hasta su momento de máximo esplendor solo pasa una semana. Luego la flor cae y se marchita. Por ello, siguen con detenimiento las predicciones, precisamente para poder disfrutar de los cerezos en su punto más álgido. Todo un reto.
Las consultas a los mapas que publica esta oficina pública se cuentan por millones porque, aunque la previsión habitual cierra el paréntesis de floración entre febrero y mayo, el baile de grados puede avanzar o retardar las fechas de inicio y fin.
Según Japan Rail Pass (5 de marzo 2020), otro de los organismos que facilita datos de floración actualizados: “los pronósticos para 2020 apuntan una floración más temprana que en los últimos años en todas las regiones de Japón (...) Se espera que la floración de los cerezos en las principales ciudades de Japón ocurra en franjas de tiempo muy similares entre ellas, aunque las ciudades más al sur reciben antes las Sakura”.
Haber acertado más o menos con las fechas forma parte de las conversaciones sobre la experiencia con amigos, compañeros de trabajo y familia. Consiste casi en una competición de sensaciones vividas, tanto íntimas -casi místicas, en algunos casos- como sociales; pero, eso sí, siempre muy tradicionales y vinculadas a esta cultura oriental. En el hanani, individuo y sociedad se aprecian claramente como dos componentes esenciales. La connotación de efímero que tiene la flor de cerezo la acerca, entre otros, a los ideales sintoístas en que la renovación tiene un alto valor.
Porque vamos de sorpresa en sorpresa y descubrimos sin parar
Sepamos que la mayoría de las variedades de flor de cerezo son blancas o rosas, pero también las hay amarillas, rosa oscuro e incluso verde. Otra curiosidad que descubre el visitante: aunque la mayoría de las flores son de cinco pétalos, hay especies con más de cinco, que se conocen como “yaezakura”.
Y, sepamos también que, aunque -como en todos los casos- hay una lista de imprescindibles, cualquier rincón de las zonas rurales japonesas puede sorprendernos con un cerezo en el escenario más insólito y precioso.
Una vez informados sobre cómo son las celebraciones del cerezo en flor en Japón, ya sabemos que lo único que precisamos para disfrutarlas, al más completo estilo japonés. es un mantel, un pícnic y ganas de dejarse llevar por las mejores sensaciones y captar todo lo que podamos con la mirada y la cámara. Tomar muchas fotos también forma parte del ritual.
Porque podemos ir de flor en flor
Las islas de Okinawa, la región más meridional de Japón, ocupa el primer puesto en el calendario. La previsión de máxima floración es entre finales de febrero y principios de marzo; y las últimas fechas son para la isla de Hokkaidō, la región más septentrional del país, sobre la última semana de abril y principios de mayo. Aunque, como en la oficina de meteorología, insistimos: nadie descarta que la floración, en el sur, pueda comenzar incluso en el mes de enero.
Porque no queremos prescindir de un imprescindible cuando lo descubrimos
¿Tokio? Porque hay jardines para todos los gustos
La capital japonesa, es un destino de hanami muy popular, ya que cuenta con una gran población de árboles de sakura, tanto en rincones como en grandes espacios abiertos. Mención especial -aunque difícil de otorgar en exclusiva…- al Parque de Ueno, el de Shinjuku, Chidorigafuchi cerca del Palacio Imperial.
¿Yokohama? Porque no siempre los cerezos tienen como fondo el mayor puerto japonés
Yokohama es el mayor puerto del país nipón tras algunos cerezos se puede ver el mar. Insólita y cautivadora imagen. En esta ciudad, destacan el parque Kaminoyama cerca de Minato Mirai o el Sankeien, que cautiva por sus edificios antiguos en medio del jardín. En Kamakura, el Dankazura, la alameda que lleva al santuario Tsurugaoka Hachimangu, donde las flores de cerezo forman un auténtico arco.
¿El monte Fuji? Porque, con los cerezos en flor, tenemos emblema sobre emblema
Más allá de los parques, mucha gente acude a otros lugares de interés para ver los cerezos en flor. Una de las vistas más espectaculares no muy lejos de Tokio es el parque Arakurayama Sengen en la prefectura de Yamanashi. Desde Tokio, se tarda entre dos y dos horas y media en llegar en transporte público, pero la vista del monte Fuji y la vibrante pagoda roja de cinco pisos del parque, enmarcada por el suave rosa intenso de los cerezos en flor, es un espectáculo que bien merece la pena descubrir.
¿Ciudades castillo? Porque son cautivadoras con las flores a sus pies
Fruto de su extensísima historia de imperios y guerreros, y valor de su soberbio patrimonio actual, Japón conserva una serie de fortificaciones medievales que son verdaderas obras arquitectónicas. Parten de las fortificaciones originarias previas al siglo XVI, en que, a estas construcciones, que eran totalmente de madera, se les construyó una base de piedra. Hoy, son pagodas que se superponen unas sobre otras, asentadas sobre esa base más sólida.
Aunque hace más de cinco siglos que fueron edificadas, conservan totalmente su esplendor. Y, a pesar de que algunos han tenido que ser restaurados, se ha preservado completamente su forma de origen. El de ese lugar en cuyo interior se organizaron antiguas ciudades, completas. En el exterior, solo vivían los agricultores, pero ya había cerezos.
Las ciudades castillo japonesas son especialmente hermosas durante la temporada de los cerezos en flor, ya que las suaves flores parecen contrastar con la arquitectura tradicional de madera y piedra de los castillos.
¿Desde el agua? Porque ríos, castillos y cerezos son una combinación perfecta
El agua es un espejo perfecto que da a las flores un movimiento excepcional. Es impresionante la base del Castillo de Toyama. En ella hay un conjunto de unos 470 cerezos situados a lo largo de la orilla del río Matsukawa. Las flores se reflejan en él. Junto a la orilla del río hay un sendero. Perfecto para pasear bajo los cerezos en flor. Si el visitante quiere tener una perspectiva única, puede optar por un recorrido en barco y observarlos a ambos lados.
¿Flores tardías? Porque una cascada de flores y un tesoro nacional no pueden admirarse cada día
En la región de Tohoku, al norte del país, se puede disfrutar de los últimos brotes de floración de la temporada. Cerca, en la prefectura de Fukushima, se encuentra el Miharu Takizakura. Su nombre hace referencia a una cascada (taki, en japonès), que es la apariencia que da cuando está en flor, cascadas de ellas bajando por sus ramas. El Miharu Takizakura es uno de los tres cerezos más grandes de Japón. En 1922, a este árbol se le atribuyó el título de tesoro nacional. Lo admiran unos 300.000 visitantes por año.
¿Gusto por los más preciados del ranking? Pues sí, porque no hay mejor manera de cerrar temporada
Hay que destacar, finalmente, el Parque Kitakami Tenshochi, en la Prefectura de Iwate. se encuentra el reconocido como uno de los 100 Mejores Lugares para ver los cerezos en flor de Japón a orillas de río Kitakami, y uno de los Tres Grandes Lugares Famosos de la Sakura en Michinoku. Aquí, el aventurero que ha recorrido esta “vie en rose” japonesa, puede contemplar 10.000 cerezos, con más de 150 especies de sakura. Entre ellas, se incluye la variante de cerezo Beniyama, que florece a principios de mayo y con sus flores cierra temporada.