El Everest retrasa sus restricciones y abre la veda a subir a la cima del mundo esta primavera
Nepal ha anunciado, por sorpresa esta semana, el aplazamiento de las nuevas restricciones para la escalada en el Everest, permitiendo que, durante la próxima temporada de primavera, los escaladores independientes puedan intentar alcanzar la cumbre sin la obligación de contar con un sherpa de apoyo.
La medida, que forma parte de un paquete de reformas destinado a modernizar y hacer más segura la práctica en los picos de 8.000 metros postergará hasta septiembre la entrada en vigor de la normativa que exigirá la presencia de al menos un guía sherpa por cada dos escaladores.
Así, quienes planifican ascensos sin oxígeno suplementario y sin asistencia directa podrán continuar con sus proyectos, una modalidad que, aunque en declive, ha sido la norma en décadas pasadas.

El cambio en la regulación va acompañado también del aplazamiento en el incremento de las tarifas de los permisos de escalada. El gobierno nepalí había anunciado previamente un alza del 36 % –de 11.000 a 15.000 dólares–, medida que se integraba en un conjunto de reformas que pretendían, además, prohibir la escalada en solitario.
Estas modificaciones han generado inquietud entre la comunidad de alpinistas que, durante años, han optado por una mayor autonomía y autosuficiencia, confiando únicamente en el uso de cuerdas fijas y la infraestructura ya instalada en la montaña.
La nueva normativa, que se espera se ponga a prueba en picos como el Manaslu y posiblemente el Dhaulagiri, tiene como objetivo no solo elevar la seguridad en la ruta normal del Everest, donde se registran numerosos accidentes a gran altitud, sino también reducir la presión sobre la infraestructura y el medio ambiente.
Según Lakpa Sherpa, representante de 8K Expeditions, “los escaladores solitarios son los que probablemente se enfrenten a situaciones de riesgo, en parte por la falta de una planificación adecuada y el retraso en el trabajo conjunto en las zonas de fijación de cuerdas”.
Entre los nombres destacados del alpinismo que subirán al Everest esta primavera se encuentran figuras como Tyler Andrews, que busca batir récords de velocidad, y el francés Vadim Druelle, reconocido por sus ascensos rápidos en picos como el Annapurna y Kangchenjunga.
Asimismo, el grupo de escaladores kazajos, liderado por Vassiliy Pivtsov, se muestra confiado en escalar el Makalu sin el apoyo extendido de los sherpas, confiando en su experiencia y logística previamente contratada.
Si bien las nuevas reglas obligarán a muchos a replantear sus estrategias –por ejemplo, la asistencia que, en ocasiones, incluye el uso de oxígeno suplementario a cargo del guía–, diversos proveedores de expediciones han expresado su apoyo a estas medidas, argumentando que favorecen la seguridad y un descenso en la incidencia de accidentes en condiciones extremas.
La primavera de 2025 se perfila, por tanto, como la última oportunidad para los escaladores que desean enfrentarse a la montaña en condiciones “libres”, antes de que se imponga de manera definitiva el modelo de asistencia obligatoria.
Con la entrada en vigor de las nuevas medidas en septiembre, la experiencia de ascender el techo del mundo se transformará, obligando a los alpinistas a adaptar sus proyectos a una realidad en la que la colaboración y la asistencia profesional serán elementos imprescindibles.
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