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El Fin del Oro del Himalaya: la desaparición del Yarsagumbu afecta a las familias de Nepal

Lun, 09/09/2024 - 12:31
El Fin del Oro del Himalaya: la desaparición del Yarsagumbu afecta a las familias de Nepal
La desaparición del yarsagumbu marca no solo el fin de una fuente de ingresos, sino también el colapso de un modo de vida en las montañas del Himalaya.
El cambio climático y la sobreexplotación están agotando este valioso hongo, sumiendo a miles de hogares en la pobreza y a un futuro incierto en las montañas del Himalaya.

En las remotas alturas del Himalaya, donde las cumbres tocan el cielo y la vida se rige por los ciclos de la naturaleza, el yarsagumbu, un hongo que crece parasitando larvas de insectos, ha sido durante años el sustento de miles de familias.

Conocido como el "oro del Himalaya", este hongo no solo es un recurso económico invaluable, sino también una fuente de esperanza para quienes habitan en estas duras tierras. Sin embargo, la sobreexplotación y el cambio climático están sentenciando su desaparición, arrastrando consigo a muchas familias hacia la pobreza.

El yarsagumbu, también llamado Ophiocordyceps sinensis, es un hongo raro que solo crece en altitudes de entre 3.500 y 5.000 metros sobre el nivel del mar, principalmente en Nepal, Bután, India y el Tíbet.

Su reputación como potenciador de la energía y afrodisíaco lo ha convertido en un bien extremadamente valioso en los mercados asiáticos, alcanzando precios que pueden superar los 100.000 dólares por kilo en ciudades como Shanghái.

Sin embargo, este recurso milagroso está desapareciendo a un ritmo alarmante. Las suaves temperaturas invernales y la falta de lluvias estacionales están impidiendo que el hongo se desarrolle como antes.

Según Bishwo Babu Shrestha, guardabosques del Parque Nacional Shey-Phoksundo en Dolpo, "el yarsagumbu necesita temperaturas invernales de entre -15°C y -5°C para crecer adecuadamente". Los inviernos más cálidos y las precipitaciones desiguales han afectado la cantidad y la calidad de la cosecha. 

Antes, entre 2.500 y 2.900 piezas de yarsagumbu bastaban para alcanzar un kilo de producto; hoy, incluso con 4.000 piezas, no se llega a esa cantidad. A medida que la oferta disminuye, más familias se arriesgan a las montañas para participar en esta agotadora y peligrosa actividad.

El declive de la cosecha está teniendo consecuencias devastadoras en la economía de las comunidades que dependen del hongo. En el Parque Nacional Shey-Phoksundo, este año se registraron 8.600 recolectores, el doble que el año anterior. Sin embargo, muchos de ellos regresaron con las manos vacías o con ingresos insuficientes para cubrir los costos de su arduo viaje. 

hongo
El yarsagumbu (Ophiocordyceps sinensis), también conocido como cordyceps o "oro de los Himalayas", es un hongo-parásito que crece principalmente en el Tíbet, Nepal, Bután y otras regiones montañosas del Himalaya. 

 

Un claro ejemplo es el de la familia Basnet, que gastó alrededor de 3.300 euros para trasladarse a las zonas de cosecha, con la esperanza de obtener suficientes ganancias para sostener a su hija. Pero al final, su beneficio neto fue de solo 1.300 euros, lo que les dejó una deuda considerable y un futuro incierto.

"Pasamos por muchas dificultades, pero esperábamos al menos compensar el costo de venir aquí", explica Chandra Basnet. Como esta familia, miles de hogares en Nepal se encuentran en una situación desesperada, donde la falta de ingresos adicionales amenaza con sumirlos de nuevo en la pobreza.

La búsqueda del yarsagumbu no solo es económicamente arriesgada, sino también peligrosa. En las peligrosas montañas de Nepal, recolectores trabajan en condiciones extremas, sin acceso a servicios médicos ni refugios adecuados.

Este año, 12 recolectores murieron en la provincia de Karnali, víctimas del clima, accidentes o enfermedades. A esto se suman los crecientes problemas de seguridad.

Los recolectores son blanco de robos y agresiones mientras descienden de las montañas, cargando con los escasos hongos que lograron recolectar o el dinero que pudieron ganar.

La situación en otros países vecinos, como Bután, no es mucho mejor.

La sobreexplotación del yarsagumbu ha tenido efectos también en el medio ambiente. El pisoteo continuo de los pastos alpinos por parte de miles de recolectores ha compactado el suelo, lo que impide que el ciclo natural del hongo se renueve adecuadamente.

Además, la fauna local, como el leopardo de las nieves, el lobo tibetano y la oveja azul, también se ven afectadas por la alteración de sus hábitats y la pérdida de sus fuentes de alimento.

A pesar de la gravedad de la situación, parece haber pocas alternativas viables para quienes dependen del yarsagumbu. Investigadores como Suraj Upadhaya, de la Universidad Estatal de Kentucky, sugieren que los cultivos alternativos, como el olivo, podrían ofrecer una fuente de ingresos sostenible a largo plazo.

El problema es que los beneficios inmediatos que ofrece la recolección del hongo hacen que muchas familias rechacen la idea de invertir en opciones que requieren años para dar frutos.

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