¿Son útiles los bastones de trekking? Ventajas, usos y consejos clave

¿Son los bastones de trekking una ayuda real o solo un accesorio más en la mochila? Cada vez más senderistas los consideran imprescindibles, pero su uso correcto y su elección adecuada marcan la diferencia. En esta guía te explicamos para qué sirven, cuándo conviene usarlos y qué debes tener en cuenta antes de comprarlos.

Caminar por senderos montañosos o recorrer largas rutas de montaña no consiste simplemente en calzarse unas botas y salir al aire libre.

La elección del equipamiento adecuado puede marcar la diferencia entre una experiencia cómoda y segura, y un esfuerzo excesivo que acabe en lesiones.

Entre los elementos fundamentales para cualquier aficionado al senderismo o al montañismo destacan los bastones de trekking.

En este artículo repasaremos en detalle para qué sirven, cómo usarlos correctamente y qué criterios conviene tener en cuenta a la hora de comprarlos.

¿Para qué sirven los bastones de trekking?

Los bastones de trekking se han convertido en un complemento casi imprescindible para quienes practican senderismo, travesías de varios días o simplemente rutas exigentes en montaña. Sus principales ventajas son:

• Estabilidad y equilibrio: En terrenos irregulares, con piedras sueltas, pendientes pronunciadas o cruces de arroyos, los bastones actúan como un tercer punto de apoyo. Esto reduce el riesgo de torceduras o caídas, especialmente en bajadas técnicas.
   
• Alivio de la carga articular: Cada paso que damos ejerce presión sobre rodillas y tobillos. Estudios de biomecánica han demostrado que el uso de bastones puede reducir entre un 20 % y un 25 % el impacto en las rodillas durante los descensos. Al repartir parte del peso al tren superior, se alivia la carga sobre las articulaciones y se reduce la fatiga acumulada.
   
• Mayor rendimiento cardiovascular: El uso activo de los brazos al caminar implica un trabajo adicional del tren superior (hombros, brazos y pecho). Esto eleva el gasto calórico y mejora la capacidad cardiovascular, haciendo del trekking un ejercicio más completo.
   
• Ayuda en terreno complicado: En cruces de ríos, zonas embarradas o con restos de nieve, los bastones permiten tantear el terreno antes de apoyar el pie. Esto ayuda a evitar resbalones, hundimientos o tropiezos en zonas inestables.
   
• Ritmo y cadencia: Muchos senderistas coinciden en que los bastones les ayudan a mantener un paso regular, casi automático, lo que facilita afrontar largas caminatas sin forzar en exceso la musculatura de las piernas.
   

Partes y tipos de bastones de trekking

Para comprender su funcionamiento y elegir el modelo más adecuado, conviene conocer las partes fundamentales de un bastón y los distintos sistemas de montaje:

Empuñadura

• Goma (caucho): Resistente y duradera, ofrece buen agarre incluso en superficies húmedas. Sin embargo, retiene algo de temperatura fría en invierno y no absorbe tanto el sudor.

• Corcho: Muy valorado por su comodidad y capacidad de adaptarse a la forma de la mano. Transpira bien, evitando roces y ampollas, y mantiene una sensación más cálida en climas fríos.

• Espuma de EVA: Ligerísima y suave, ideal para quienes buscan aligerar al máximo el equipo. Su mayor contrapartida es que puede deteriorarse más rápido con el uso intensivo.

Dragonera

Es la cinta que rodea la muñeca y se fija a la empuñadura. Su función no es únicamente sujetar el bastón para no perderlo, sino servir de “transmisión” del peso: al apoyar el bastón y empujar hacia abajo, parte de la carga se descarga en la dragonera y no sólo en la mano. Esto evita la fatiga prematura de la palma.

“La correcta colocación de la dragonera permite empujar con fuerza sin necesidad de apretar en exceso la empuñadura, evitando ampollas y calambres en manos” – señala Laura Rodríguez, guía de montaña acreditada.

Cuerpo del bastón

• Telescópicos (ajustables): Conformados por dos o tres secciones que se extienden o recogen mediante un sistema de cierre (lever-lock o twist-lock). Son muy versátiles, pues se adaptan a distintas alturas y permiten compactarse para guardarlos en la mochila.
   
• Plegables (tipo “Z” o “V”). Formados por tres tramos unidos por un cable interior de acero o fibra de kevlar. Se despliegan rápidamente y quedan muy compactos; suelen predominar en corredores de trail por su ligereza y facilidad de uso.
   
• Fijos: Cada vez menos habituales fuera de carreras ultraligeras. Carecen de sistema de ajuste, siendo un tubo continuo, generalmente en carbono, para minimizar peso al máximo. Se usan sobre todo en competiciones de montaña.

Roseta

Es una pieza circular, generalmente de plástico rígido, situada entre el cuerpo del bastón y la punta. Sus funciones principales son:

• Evitar que el bastón se hunda hasta el mango en nieve, barro o terrenos blandos.

• Ofrecer una pequeña superficie de apoyo que ayuda a distribuir mejor el peso.

• En zonas con poca nieve, se pueden cambiar por rosetas más pequeñas (o quitarlas) para adaptarse a terrenos duros y evitar tropiezos.

Punta

Suele ser de acero o tungsteno, materiales duros y resistentes que permiten anclarse bien en roca, tierra dura o terreno pedregoso. En superficies de asfalto o hormigón, se colocan protectores de goma (tapones) para evitar destrozar la punta y reducir el ruido al golpear.

Materiales: aluminio vs. carbono

La elección del material del cuerpo del bastón es clave para aspectos como peso, resistencia y precio:

• Aluminio (aleación 6061 o 7075):

  • Ventajas: Muy resistente a impactos y a la presión lateral, ideal para terrenos rocosos donde el bastón pueda apoyarse con fuerza. Su durabilidad es excelente.

  • Inconvenientes: Más pesado que el carbono. Un bastón telescópico típico de aluminio ronda los 250–300 g por unidad.

• Fibra de carbono:

  • Ventajas: Extremadamente ligero (alrededor de 200–220 g), reduce la fatiga en recorridos largos. Permite caminar con paso más ágil.

  • Inconvenientes: Menos tolerante a golpes laterales o torsiones bruscas; puede quebrarse al apoyarse con mucha fuerza contra una piedra o golpearse con otra cosa. Normalmente más caro que el aluminio.

Para caminatas de varios días, con mochila cargada y terrenos técnicos, muchos guías recomiendan bastones de aluminio por su fiabilidad. Para travesías rápidas o skimo (esquí de travesía), el carbono es la opción preferida por su ligereza.

Cómo usarlos correctamente

Más allá de tener un buen bastón, es fundamental saber emplearlo para sacarles el máximo partido y evitar lesiones

1. Ajuste de altura:

   • Terreno llano o ligero ascenso: El codo debe formar aproximadamente 90 ° (ángulo recto) al apoyar el bastón junto al cuerpo.

   • Subidas empinadas: Acorta el bastón unos 5–10 cm para ganar más potencia al empujar y no inclinar tanto el tronco.

   • Bajadas pronunciadas: Alarga el bastón unos 5–10 cm para tener más alcance y ofrecer un apoyo más adelantado.

2. Uso de la dragonera:

   • Mete la mano por abajo del lazo y sujeta la empuñadura. De esta forma, al empujar hacia abajo, la presión se distribuye automáticamente a la muñeca y antebrazo.

   • Si sostienes el bastón sólo con la palma y los dedos, perderás parte de los beneficios: acabarás con calambres en la mano y tendrás menos estabilidad.

3. Apoyo y empuje coordinado:

   • En terreno llano, alterna el bastón contrario a la pierna que avanza (diagonal opuesta). Esto ayuda a mantener un buen ritmo y estabilidad.

   • En bajadas, adelanta ambos bastones al mismo tiempo para frenar la inercia antes de apoyar el pie.

   • En subidas, acompaña cada pisada con un empujón de ambos bastones para ganar empuje extra.

¿Cómo elegir el bastón de trekking adecuado?

Con una gran oferta en el mercado, estos son los criterios básicos para acertar con la compra:

1. Uso principal:

   • Senderismo recreativo con mochila ligera: Bastones telescópicos de aluminio de 2 tramos, resistentes y con cierre lever-lock, suelen ser suficientes.

   • Travesías de varios días con mochila pesada: Modelos robustos de aluminio de 3 tramos, con empuñadura de corcho para evitar ampollas.

   • Trail running o skimo: Bastones plegables (tipo “Z”) de carbono, ultraligeros (menos de 220 g) y que ocupen poco espacio al guardar.

2. Peso y plegado:

   • Si la prioridad es reducir gramaje, elige carbono (si tu presupuesto lo permite) y bastones doblables.

   • Para rutas técnicas donde puedas golpear el bastón contra piedras, mejor aluminio con sistema telescópico, pese a que añada 50–100 g extras por unidad.

3. Sistema de cierre:

   • Lever-lock (clamp): Cierre externo con palanca. Es rápido de ajustar incluso con guantes y suele ofrecer más rigidez.

   • Twist-lock (rosca): Sistema por rosca interior. Más ligero, pero conviene limpiarlo con frecuencia para evitar que la rosca se apelmace con tierra o barro y se trabe.

4. Empuñadura:

   • Para rutas de varias horas o días, las de corcho ofrecen mayor confort.

   • En condiciones muy frías o húmedas, la goma es más duradera y aségura mejor el agarre, aunque resulta más fría al tacto.

5. Rosetas intercambiables:

   • Asegúrate de que el modelo permita cambiar las rosetas según la temporada: grandes para nieve profunda, pequeñas o sin rosetas para terrenos duros.

6. Presupuesto:

   • Un set básico de aluminio ronda los 40–60 €.

   • Modelos de gama media en aluminio técnico con empuñadura de corcho: 70–100 €.

   • Bastones de carbono de gama alta superan los 150 € y se destinan a usuarios exigentes.

Mitos y realidades

• “Con bastones no se entrena la musculatura del core.” Falso. Si se emplean correctamente, los bastones implican un trabajo constante del core para mantener la estabilidad y la postura, incluso más que al caminar solo con bastón.

• “Los bastones son sólo para gente mayor.” Nada más alejado de la realidad: hoy día los corredores de montaña (trail running) utilizan bastones plegables para afrontar ascensos técnicos en carreras de ultradistancia.

• “Pesan demasiado y molestan cargarlos.” Con el auge del carbono y los sistemas plegables, muchos bastones pesan menos de 200 g cada uno y, al plegarse en tres, caben en un bolsillo de la mochila cuando no se usan.