En busca del diablo de Tasmania
Vamos a Tasmania con la idea de acabar encontrando ese icónico personaje, el demonio de Tasmania. Taz, el personaje de Looney Toones, ese grosero y bruto enemigo del Pato Lucas y Bugs Bunny ha contribuido a que muchos supiéramos de la existencia de este curioso animal así y, de paso, de la isla australiana de Tasmania.
Pero, evidentemente, no es lo único que buscamos. Que el demonio de Tasmania solo habite en Tasmania da un toque intrigante al lugar. Vamos a buscar porqués mientras disfrutamos del interés de su historia y su maravillosa naturaleza: un paisaje con una fauna y una flora extraordinarios, muy, muy singulares. Según nuestra documentación previa, un paseo por Tasmania será, seguro, tanto o más interesante y curioso que el propio demonio.
Para entender Tasmania hay que conocer su historia
- Se trata de una Historia dura, cruda, similar a la de muchas islas que cayeron en manos de los colonos, pero con el agravante de que estar rodeado de mar limita tanto que casi no deja opciones de huida cuando entra un depredador.
- Ayer y hoy: Hoy Tasmania es uno de los seis Estados de Australia. Se creó en 1901. Su nombre, Tasmania, proviene del explorador holandés Abel Tasman, que descubrió la isla en 1642, pero no fue hasta inicios del s. XIX que presidiarios, soldados y balleneros ingleses empezaron a dejar la devastadora huella colonial europea en la isla. En solo tres décadas, los aborígenes vieron cómo las batallas y enfermedades les reducían a casi nada y los vestigios de un pueblo, que había llegado a Tasmania 35.000 años antes, se quedaba con solo unos cuantos tasmanos. Había tenido lugar el conocido como Genocidio de Tasmania o Guerra Negra. Hoy en día, los descendientes de esa comunidad son muy pocos.
Los tasmanos hoy
El grueso de la población tasmana -cerca de medio millón- se concentra básicamente en dos núcleos urbanos: Hobart, la capital, y Launceston. Son ciudades que, como sucede en buena parte de la isla, cuentan con una arquitectura llena de contrastes. Junto a un edificio colonial, puede emerger un diseño arquitectónico puntero. Historia y vanguardia conviven, pero no sorprende. Se comprende. Así es Tasmania. Contraste y maravillas por descubrir son sus constantes.
La nueva generación de tasmanos urbanos vive entre esos contrastes. Hobart, la capital, por ejemplo, nació a raíz de una colonia penal.
Cerca de Hobart, en Port Arthur, aún se mantienen las ruinas de las prisiones en que recluían a criminales. En Tasmania, territorio de extremos, incluso este penal lo era. Parece ser que a los presos se les encerraba encapuchados y se les impedía hablar. El silencio podía durar incluso años. ¿Quién no acaba loco en estas condiciones? Los guías de las cárceles cuentan que, por lo que les consta, fue una de las pocas cárceles del mundo que en esa época aplicaban castigos psicológicos como ese.
Hobart es exuberante. Se erige sobre 7 colinas, entre las que destaca el Mount Wellington. La ciudad mira al mar de frente y la bañan las claras aguas del estuario de Derwent. El agua, en Hobart, parece empeñada en lavar su pasado, pero es imborrable. Pone los pelos de punta igual que lo hacen los espacios naturales a los que nos dirigimos ahora.
Una isla para visitar un rato en coche y otro andando
Este es probablemente el medio más recomendable para conocer Tasmania. Hobart es nuestro punto de partida para una ruta circular que empezará y acabará en la capital. Desde ahí, nos vamos hacia la naturaleza que rodea y permite avanzar y adentrarse en ella.
Salir de las ciudades significa encontrarnos, primero con prados e irnos acercando poco a poco a las colinas. Es agradable recorrer las carreteras lentamente y, muchas veces, altamente recomendable ya que, seguro, que en algún momento algún animal la cruzará. De hecho, es posible que nos crucemos con más animales que coches. Y, cuando no es salvaje, puede que sea una vaca o una oveja de alguna de las granjas que encontraremos en la ruta.
Bajar del coche y: belleza natural estemos donde estemos
Tasmania se merece un “MAGNÍFICA” cuando hablamos de su belleza natural. La mayor forma de descubrirla es, si hacemos las largas distancias en coche, bajar y deambular por sus senderos.
Hay muchos senderos forestales, que ofrecen paseos cortos pero intensos y sorprendentes. Tanto puedes encontrarte con un lago tranquilo como con una cascada donde las aguas saltan a máxima potencia o ríos bravos que invitan al kayak. El agua es una de las reinas del lugar y, por tanto, los deportes acuáticos y la fauna marina también.
La belleza del agua adquiere tonos muy distintos. Un imperdible es observar el mar desde sus agrestes y escarpadas costas del Océano Austral en que nos sorprende, entre otros, su fauna.
Lo que no podemos perdernos
1. El Dove Lake, en Cradle Mountain National Park
No se lo puede perder nadie que ame la naturaleza y a quien le guste disfrutarla paseando por senderos. En el Parque hay un servicio de autobuses que lleva al punto elegido, uno de ellos es el Dove Lake. Una vez allí, el paseo es “obligatorio”. Como mínimo, rodear el lago. Son unos 6 km. Decimos como mínimo porque todo el Cradle Mountain National Park merece la pena, sí o sí.
El Servicio de Parques y Vida Silvestre de Tasmania reconoce y respeta a los aborígenes de Tasmania como propietarios tradicionales y originales, y los considera custodios continuos de esta tierra, dando un alto valor a sus Ancianos.
2. Bay of Fires
Verlo para creerlo y dejarse fascinar.
3. Freycinet National Park
Freycinet incluye la agreste costa de Tasmania con la famosa Wineglass Bay (Bahía de la Copa de Vino).
Se la considera una de las 10 playas más preciosas del mundo. Uno de los símbolos del parque más impactantes son sus formaciones de granito rojo y rosa y “The Hazards”, una cordillera en que sus picos son de granito.
4. Russell Falls
Senderos entre cataratas y helechos forman parte del exuberante paisaje. El paseo hasta llegar a las cataratas es tan fabuloso como el propio salto de agua.
5. Bruny Island
Formaciones rocosas milenarias y brutales acantilados con vistas 360º excepcionales. Entre su variada fauna endémica se encuentra el wallaby albino y, si después de un paseo (muy recomendable) nos sentamos a la mesa, encontraremos el producto local por excelencia: las ostras.
6. Richmond Bridge
El Puente de Richmond, el de piedra más antiguo de Australia, es de arco. Se encuentra a 25 kilómetros al norte de Hobart.
En 2005, se le reconoció como un lugar histórico excepcional y se agregó a la Lista del Patrimonio Nacional de Australia.
7. Tasman Arch, en la Tasman Peninsula
La línea costera de la Península de Tasman es muy escarpada. De ahí, gran parte de su belleza. Está compuesta por numerosas bahías y cuenta con dos sitios reconocidos por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad. En esta zona hay numerosos navíos encallados. Debido a su localización, la península está expuesta a los Roaring Forties, fuertes vientos del oeste y, por ello, atrae a muchos surfistas. El clima es suave y permite disfrutar de las playas.
El Tasman Arch es un puente natural situado en lo alto de los acantilados marinos Se pueden observar desde varios miradores para tener varios puntos de vista y perspectivas. Impresiona porque es un agujero profundo con paredes acantiladas muy escarpadas y empinadas que caen al océano. Debajo del arco, las olas.
Y, ahora sí, vamos a por el demonio de Tasmania
Estamos en el lugar adecuado. Este demonio solo se encuentra en estado silvestre en la isla de Tasmania. Es feroz, huele mal, no hemos logrado verlo de buen humor. Su mirada es desafiante y agresiva. No puede evitar esa "cara de pocos amigos", pero cuando lo abrazas -porque se deja- es súper mimoso. Y, es curioso, no para. Es como si nunca estuviera tranquilo.
Los demonios macho luchan entre sí para conseguir el favor de las hembras, pero luego están muy pendientes de sus parejas para evitar la infidelidad femenina. Las hembras paren unas cuatro veces en su vida. El periodo de gestación es de 3 semanas. Paren unas 30 crías cada vez, pero solo tienen 4 pezones y eso implica que pocos podrán sobrevivir. Puede que su “mal carácter” provenga ya de esta etapa porque la competencia por mamar es ya feroz.
Y puede que no sea el único animal inquietante de Tasmania…
En la década de los 80, fue declarado extinguido otro marsupial: el tigre de Tasmania, el carnívoro más grande del mundo. Pero aún así hay quienes declaran haber visto recientemente a ese tigre rayado y peludo. Nosotros hemos encontrado belleza, aventura y conocimiento, pero no nos hemos encontrado con ningún tigre.
Más información:
- Turismo de Tasmania
- Descubre Tasmania
- Parque Nacional de Cradle Mountain
- Turismo de Australia
- Visit Australia