3 grandes experiencias de aventura en Gran Canaria
No es habitual que, entre el grueso de los más de 4 millones de visitantes que recibe la isla de Gran Canaria, los haya que lo hagan sólo por el interés en actividades de aventura. Quizás un poquito más por el llamado turismo activo en el mejor de los casos. Y la paradoja está en que la mayoría de quienes viajamos a la isla lo hacemos atraídos precisamente por su principal reclamo: su diversidad.
Lo cierto es que un gran porcentaje de los visitantes acabamos en los grandes complejos turísticos del sur de la isla y sólo una minoría nos adentramos en sus paisajes más exóticos. Bien, quizás mejor que así sea, aunque nos resigna pensar que son demasiados los que todavía se pierden la oportunidad de conocer la Gran Canaria interior, más auténtica y con espacios únicos para la aventura, que es también la que nos ofrece más identidad y más exclusividad.
Gran Canaria tiene paisajes exóticos, sí, y es que el escritor canario Domingo Doreste (Fray Lesco) acertó perfectamente cuándo la bautizó como una isla continente que lo tiene prácticamente todo. Y en un continente ya se sabe, encontramos variedad de paisajes naturales que incluyen montañas, volcanes, barrancos, una playa de dunas o microclimas como el subtropical seco y húmedo, el oceánico o el continental. Y todo ello en una isla de apenas 240 kilómetros de costa con calas y acantilados impresionantes, entre los cuales figura en esta isla el séptimo más alto del mundo.
Os proponemos tres actividades de aventura al alcance de todo aquel que se encuentre en buena forma física. Son fáciles de seguir, aunque hay que tomar ciertas precauciones si se hacen con niños. Las tres nos permiten alternar perfectamente y hacer compatible nuestra condición de viajero interesado, a partes iguales, en disfrutar de la aventura por la mañana y por qué no, en la gastronomía, la relajación y la playa por la tarde. ¿Vamos?
Senderismo por los alrededores del Roque Nublo
Un trekking muy sencillo de apenas 8 kilómetros que se inicia en el aparcamiento de Degollada de La Goleta (junto a carretera GC600) y desde el cual iniciamos una ruta prácticamente circular por los alrededores del Roque Nublo (1.813 m). El desnivel se acerca a los 450 metros y se realiza en aproximadamente 4 horas.
La impresionante mole basáltica del Roque Nublo, siempre acompañado por su compañero pétreo La Rana, es un impresionante conglomerado de origen volcánico que se levanta imponente más de 80 metros sobre una pequeña meseta, o explanada, llamada El Tablón.
Su tamaño y apariencia lo dibujan como inaccesible, así que muy posiblemente en lo primero que uno piensa cuando se observa el Roque Nublo desde su base es en como subir hasta allí arriba. Se puede acceder a la cima del Roque Nublo por 12 vías de escalada principales. Lo escalaron por vez primera el 20 de junio de 1932 tres alpinistas alemanes.
Pero el Roque Nublo seduce también por las panorámicas de cumbres, presas, pinares o pueblecitos que, si los vientos alisios cargados de humedad y nieblas lo permiten, podremos observar desde su base. Tranquilos, no hay necesidad de escalar para disfrutar de sus vistas casi aéreas. A su alrededor encontramos unos balcones naturales casi vertiginosos que nos permitirán disfrutar de esas panorámicas, especialmente sobre la parte oeste de la isla.
El Roque Nublo fue lugar de culto para los aborígenes y declarado espacio natural protegido en 1987 y parque rural siete años después.
Una vez visitado el Roque Nublo retrocedemos unos pocos metros para seguir nuestra ruta, la cual nos permitirá, en forma de itinerario circular, bordear la montaña que sustenta al Roque.
Prácticamente toda la ruta se hace a la sombra de extensos pinares de pino autóctono canario, buena parte de los cuales son fruto de la repoblación forestal iniciada hace poco más de 50 años. Pasaremos cerca del roque de El Fraile y podremos contemplar las casitas de La Culata, con sus cultivos aterrazados.
En la ruta también podremos observar casitas-refugio de los antiguos carboneros que, con enorme esfuerzo y sacrifico, conseguían vivir de los recursos forestales que ofrecía una isla que, por desgracia y asíduamente era castigada por los incendios forestales o por una deforestación para destinar la madera a usos industriales y energéticos. Alrededor de este oficio podemos revivir historias sorprendentes que permiten hacerse una idea de cómo se vivía en las montañas y bosques del interior de la isla antes de la llegada del turismo.
Y uno de los mejores premios para el final de la caminata, para quienes se animen a hacerla por la tarde, es observar la caída del sol desde el cercano Corral de los Juncos.
Via Ferrata por el barranco de Berriel
Nuestra segunda actividad en Gran Canaria fue redescubrir la que fue la primera vía ferrata de la Islas Canarias, en el barranco de Berriel.
Berriel es un barranco que tiene un encanto especial, quizás por su extraña soledad, a pesar de encontrarse relativamente cerca de la bulliciosa Playa del Inglés y de la misma línea de la costa. Es un barranco muy estrecho, que parece sacado de un decorado para películas del oeste americano, pero bien real y mucho más auténtico, claro. Algo así como un congosto serpenteante encajonado por paredes basálticas moldeadas con cuevas y grietas de formas extrañas, a la vez que pobladas por unos pocos cardones centenarios en los espacios libres que quedan entre las dos paredes basálticas del barranco.
Se trata de la vía ferrata Primera Luna, de nivel K4, y es tan segura como impresionante por su altura y vertiginosidad. Actualmente la vía no está en su totalidad equipada, por lo que es necesario contar, sí o sí, con la asistencia de un guía.
Su acceso y localización sin ser difícil tampoco es fácil del todo, así que el hecho de contratar un experto para su ejecución es lo más recomendable. Pero la limitación que eso puede suponer nos parece un aliciente más para visitarla y poner a prueba nuestro vértigo, porque la vía ferrata no decepciona a nadie, más teniendo presente que comparte pared con otra vía no menos mítica: la Extraplomix, equipada en 2012 y de nivel extremo K6.
Esta última se la considera extremadamente difícil, así que el mero hecho de compartir espacio con esa vía ferrata ya es de por sí otro aliciente. En resumen, Primera Luna está considerada una vía ferrata relativamente sencilla, pero las deserciones en su inicio no son para nada excepcionales, ya que su inicio impresiona, pero más aún cuando une pone la vista en el itinerario a seguir en la Boca del Lobo (cueva del Péndulo). Casi mejor no hacerlo.
La ejecución de la Primera Luna es, muy posiblemente, el mejor regalo de aventura de nuestro paso por Gran Canaria si queremos sacar nuestra adrenalina de unas vacaciones aburridas.
Recomendamos ver este vídeo para más información de la zona del Barranco de Berriel
Caminata por la Reserva Natural Rural de Azuaje
Y finalmente nuestra tercera aventura en Gran Canaria fue la visita al Barranco de Azuaje. Se trata de una caminata tranquila por esta Reserva Natural que alberga un ecosistema variado y espectacular.
El barranco de Azuaje, a pesar de encontrarse muy cercano a la costa y en una cota relativamente baja, es una exuberante garganta de vegetación que prácticamente cubre uno de los pocos cursos de agua permanente de la isla.
Azuaje contiene una extraordinaria riqueza biológica. A lo largo del camino y durante unas 3 horas de caminata encontraremos miradores, fauna autóctona y flora endémica de Gran Canaria, también reductos de Laurisilva, el bosque selvático propio del clima subtropical húmedo.
La caminata, de apenas 6,5 kilómetros y unos 400 m de desnivel, se inicia en el municipio de Firgas y desde el mismo pueblo se empieza por un descenso siguiendo un sendero serpeante. Observaremos, sin demasiado esfuerzo, plantas como vinagreras, salvias, lavandas, tabaibas y tuneras.
Ya en el fondo del barranco pasaremos cerca de algún bicácaro, granadillos o higueras que sobresalen entre algún pino y eucalipto y, ya siguiendo el arroyo de Azuaje, uno de los pocos arroyos con agua permanente de la isla, podremos observar álamos, sauces e incluso juncos, además de guaydiles, tajinastes, hediondos y saos canarios.
La ruta pasa por el balneario ya abandonado de Azuaje, famoso durante su época de explotación por sus aguas cargadas de hierro y silicatos. El sendero remonta el barranco a contracorriente del arroyo, alternando tramos a la derecha y a la izquierda y desde el cuál podremos disfrutar de alguna pequeña cascada.
La caminata termina de nuevo en el casco urbano de Firgas, donde entre otros atractivos merece una visita el monumento del Paseo de las Canarias, una calle empinada de 7 escalones-plataforma, cada uno de ellos con un mapa en relieve de cada una de las islas.
Con guías locales, mucho mejor
Las tres actividades en Gran Canaria nos resultaron una experiencia muy satisfactoria por la variedad de paisajes, por su flora exuberante en el norte que contrasta con la aridez del sur de la isla, por sus microclimas, y por el exotismo que ofrece la isla a cualquier viajero que se considere observador y atraído por la diversidad.
Para las tres actividades contamos con la colaboración de la empresa climbo.rocks, a quienes agradecemos su implicación y profesionalidad por los guías que pusieron a nuestra disposición. Por ello queremos hacer constar nuestro reconocimiento a Germán Iglesias, nuestro guía en el Roque Nublo, Juan Quintana y Mariló Trujillo en la Vía Ferrata, y Sergio Betancor en Azuaje. Con su compañía en las tres actividades hicieron de nuestro paso por Gran Canaria una experiencia intensa y mucho más auténtica.
Si os animáis a visitar Gran Canaria, la isla continente que lo tiene casi todo, no dejéis pasar la oportunidad de conocerla de la mano de los canarios que mejor la conocen. ¿Os animáis?