Se reduce el número de escaladores "inexpertos" que llegan para subir al Everest
Aún no hay cifras definitivas -no las habrá hasta que termine la temporada de ascensiones-, siguen viéndose imágenes de aglomeraciones en el camino hacia el techo del mundo y es el año en el que se han expedido más permisos para escalarlo.
A pesar de ello, ya se observa que el número de aspirantes sin la preparación adecuada para afrontar la altitud y las duras condiciones del Everest se ha reducido de forma drástica desde la entrada en vigor de las nuevas normas, según datos oficiales de Katmandú.
Estas medidas, vigentes desde principios de 2025 -aunque alguna de ellas no entrará en vigor hasta septiembre-, buscan que sólo accedan al “techo del mundo” quienes demuestren verdadero dominio técnico y físico.
Principales requisitos para optar al permiso de ascenso
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Experiencia previa en montañas de más de 7. 000 m en Nepal
Para solicitar autorización, ahora es imprescindible acreditar, mediante certificados de expediciones oficiales, al menos una cumbre en otro pico nepalí de 7.000 m o más, de modo que los escaladores lleguen al Everest con un bagaje real en altura. -
Certificado médico expedido en las cuatro semanas anteriores
Todo aspirante debe presentar un informe de un centro sanitario autorizado en Nepal, que confirme su capacidad para resistir esfuerzos prolongados y la hipoxia propia de la “zona de la muerte”. -
Guía nepalí obligatorio
Cada grupo de escalada debe incluir, al menos, un guía de la etnia sherpa, garantizando apoyo continuo, conocimiento del terreno y respaldo a la economía local. -
Control de residuos y rastreo en tiempo real
Es obligatorio portar dispositivos GPS para facilitar rescates y entregar al menos 8 kg de basura recogida en la montaña, además de bolsas especializadas para los desechos humanos. -
Incremento de la tasa de permiso
La tarifa en temporada alta sube un 36 %, hasta los 15 000 USD, lo que también contribuye a desincentivar intentos poco serios y financiar labores de limpieza y seguridad.
Desde hace años que los gobiernos de los países bajo la influencia de los ochomiles del Himalaya buscan compaginar los ingresos que supone el turismo con la preservación de la montaña, pero fue 2023, cuando se alcanzó el récord de 17 fallecidos en el Everest, muchos de ellos en situaciones de cola en la parte superior de la montaña, donde cada minuto cuenta y la falta de pericia agrava los riesgos, cuando el debate se recrudeció.
Al mismo tiempo, el cúmulo de basura, restos humanos y material abandonado había convertido el entorno en un problema grave de contaminación.
El gobierno nepalí defiende que estas reglas garantizan “una escalada más segura, sostenible y respetuosa con la tradición montañera y las comunidades locales” (Badri Prasad Pandey, ministro de Turismo).
Con estas restricciones, el Everest deja de ser un trofeo al alcance de quien pueda pagarlo para convertirse nuevamente en un reto reservado a quienes poseen la experiencia, la salud y el compromiso ambiental necesarios para conquistar sus cumbres.