Explora un Junker 88 de la II Guerra Mundial y un buque contrabandista hundidos en Menorca
Menorca tiene una gran particularidad en torno a las actividades subacuáticas y es que sus aguas guardan tal claridad, que más allá de la vida, los paisajes hipnotizan y sorprenden al más buceado. Es la llamada del azul.
En un día normal de buceo, podemos tener un radio de visibilidad de entre 20-30 metros. Los días malos, en Menorca, prácticamente no existen.
Lo que sí existe son inmersiones para todo tipo de buceador. Las de hoy solo son aptas para buceadores muy experimentados. Se trata de inmersiones profundas en las cuales bajaremos a 5 atmosferas de presión a buscar el avión de la II Guerra Mundial y el Santa Clara, un buque pesquero.
¡Parámetros para tener en cuenta!
A esa profundidad, los pensamientos empiezan a pesar y las acciones son más lentas. Solo con experiencia y práctica ganamos tolerancia a esa presión y podemos ir lo suficientemente relajados. Uno de los grandes errores que hacen que el buceo sea peligroso es la sobre confianza. Por eso, de antemano, es necesario tenerlo todo bien preparado y estar seguros de que el material está absolutamente revisado y en perfecto estado.
En buceo, se habla de buena flotabilidad. Es clave. Pero también lo son el aleteo y el conocimiento de los factores físicos que afectan al buceador en un medio hiperbárico. Esto es muy importante si queremos llegar a estar estas profundidades con la mayor naturalidad.
Empezamos yendo al Merak Diving Center el centro de buceo del puerto de Mahón. El tramo por navegar hasta el punto de inmersión es corto. Llegar al Junker, serán unos 20 minutos y al Santa Clara solo unos 15. La brisa en la cara y la aventura ya muy cerca.
La Historia inunda las costas Menorquinas
Bajar a 40 metros y estar a tocar de una parte de la historia Mundial observando un Junker 88 con historia propia es una verdadera pasada. Tenemos información previa, pero no nos han hecho espoiler de detalles y sensaciones. Estamos dispuestos a vivirlas.
Hacia el Junker 88
El Junker 88 fue un modelo de avión muy utilizado en la II Guerra Mundial porque podía llevar mucho cargamento bélico distinto y esta, en concreto, venía de bombardear Argelia. Cuentan que era un desertor que había previsto aterrizar en Mallorca, pero, por falta de combustible, no pudo llegar ni a Menorca. El piloto hábilmente se pudo desprender de la nave cayendo en el mar, sobrevivió y lo rescataron unos pescadores menorquines. El Junker se sumergió bajo las aguas y ahí sigue.
Pasando a través del abismo
Empieza la inmersión. Bajar a esta profundidad, sabiendo que tenemos un fondo de arena y que no estamos cerca de costa, significa que nuestra única referencia va a ser el cabo de fondeo. Este se pierde en el azul y bajamos a la “nada”. Al abismo. Vemos medusas y ctenophoras, que vamos dejando atrás, mientras flotamos y nos dejamos caer azul adentro. Fluyen tantas sensaciones que el conjunto de la experiencia es inexplicable. Hay que vivirla.
A los 26 metros, empezamos a divisar una silueta sobre esa arena blanca que rodea gran parte de las costas menorquinas. El agua es clara y tenemos una visibilidad increíble.
Si uno no bucea, se imagina que a 40 metros todo debe de ser oscuro, tétrico… y es que quizás en otras costas sí, pero en Menorca, a esa profundidad, aún hay luz, mucha luz. Es por eso por lo que el buceo en esta isla es tan atractivo. Sus aguas son increíblemente cristalinas hasta 48 metros de profundidad.
Exploramos el Junker y, de repente, Pietro, un compañero nos señala una pastinaca (chucho) bastante grande escondida en el arenal donde se posa la avioneta, justo al lado de un ala de esta. La pastinaca empieza a danzar a nuestro alrededor, se exhibe, rodeándonos. Fascinante. Este espectáculo que nos ofrece la naturaleza nos deja exhaustos.
Ya es hora de ir subiendo. El ascenso será lento, pausado, largo y, por supuesto, bellísimo
El buque Santa Clara
El buque Santa Clara es un pecio que descansa en una posición de navegación casi perfecta. El fondo de arena se encuentra a 47 metros de profundidad, pero no hace falta que toquemos el fondo ya que el buque es de grandes dimensiones y no necesitamos bajar a más de 40m para disfrutar. Este pecio nos deja adentrarnos en sus entrañas y galerías.
El Santa Clara era un pesquero que sufrió una avería a causa de un inesperado temporal que lo dejó a la deriva. Tuvieron que rescatarlo y, por suerte, lo pudieron remolcar y se puso a salvo en Mahón. Una vez el pesquero estuvo amarrado en el puerto, se descubrió que en realidad este se dedicaba al contrabando. La tripulación huyó de Menorca.
Quedó abandonado y bajo la jurisdicción de las autoridades portuarias de Mahón, quienes decidieron limpiarlo y hundirlo para que contribuyera a la creación de un arrecife en el Este de las costas menorquinas.
¡Inmersión!
Otra vez la misma sensación de abismo, el cabo nos va guiando y… ¡PAM!. El pecio aparece en forma de sombra que se va definiendo. ¡Qué espectáculo! Aún se conserva muy entero. Los temporales que le azotan son fuertes y aún así aguanta mucho más entero de lo esperado.
Las galerías oscuras esconden algún que otro congrio y centenares de nudibranquios que dan color a su casco. Dos dentones y un mero bastante grande parecían vigilar el buque y observaban el craquear de nuestras burbujas.
Menorca esconde tantos pecios… Y nos gusta pensar que aún hay alguno más por descubrir. Es un paraíso mágico para el buceo.
@juliamlarregola
@merakdiving
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