¿Quién sube un sábado del mes de enero al 'Niu' del Àguila?
Hemos disfrutado del 'Niu de l'Àliga' y del trayecto en telecabina en La Molina en un día soleado de enero. Compartimos lo destacado del viaje entre 1.667 y 2.537 metros de altitud y las experiencias en el 'Niu', incluyendo entrevistas con otros visitantes.
Cuando hace setenta años se ponía en marcha el primer telecabina de La Molina, es muy posible que, además de esquiadores, también hicieran uso, personas que querían disfrutar de la montaña. Para respirar aire fresco, para admirar su belleza de las cimas del entorno, o quizás para tomar alguna fotografía, aquellos que ya tuvieran cámaras.
Aunque los atractivos actuales son los mismos que hace 70 años, podemos sumar algunos más. Contemplar las majestuosas montañas como Puigmal, Montseny, Montserrat, Pedraforca y la serra del Cadí sigue siendo tan cautivador como siempre. Avistar rebecos desde el telecabina o rapaces desde el mirador cerca del refugio 'Niu de l'Àliga' son experiencias inolvidables, al igual que los valles que antaño estuvieron cubiertos por glaciares.
Hoy, setenta años más tarde, podemos ver la evolución de la 'plana' (llanura) de la Cerdanya o del dominio esquiable de La Molina-Masella, que podéis dar por hecho que han cambiado mucho, pero también unas montañas que ahora están más protegidas que años atrás, gracias a la constitución del Parque Natural del Cadí-Moixeró.
Sea por el peso histórico de la telecabina en sí misma, o por las panorámicas espectaculares bien viralizadas por las redes sociales, son muchas las personas que cada día se acercan al 'Niu' del `Àguila haciendo uso de este remonte.
¿Quién sube un sábado de enero al "Niu de l'Àliga"?
Los sábados 13 y 20 de enero visitamos el "Niu de l'Àliga". Los esquiadores de montaña que habían subido foqueando se mezclaban, más o menos al 50%, con quienes habían subido con la telecabina para pasar allí un buen rato.
Ambas jornadas estuvieron marcadas por el sol radiante y el cielo azul. De esos días en los que todo el mundo coincide en que vale la pena salir a disfrutar de la naturaleza.
El "Niu de l'Àliga" era, pues, un espacio muy frecuentado por un público de todas las edades, orígenes y condiciones. Todos ellos dispuestos a pasar una mañana en la cima de la Tosa y a disfrutar del viaje en cabina hasta la cima de la montaña. Así que quisimos saber un poco sobre quienes en ese sábado estuvieron visitando la montaña. ¿De dónde venían? ¿Qué les motivó a subir al "Niu de l'Àliga"?
Entre los visitantes presentes en las terrazas exteriores del refugio, estaba Sònia Jofresa, de Berga (Barcelona), y su madre, que actualmente vive en el Reino Unido y que está en Catalunya de visita familiar. "He llevado a mis hijos a esquiar y, para no estar toda la mañana en un bar pasando horas, hemos decidido subir aquí al 'Niu'. Las vistas son superguapas. Ahora iremos a ese mirador", explicó Sonia.
La familia Margalef-Sánchez, de Tortosa, acababan de llegar al "Niu de l'Àliga". Contaron que el viaje con la telecabina había sido una buena experiencia. Tenían ganas de ver el paisaje desde tan arriba.
Brahim Dersin, de origen indio, vive y trabaja en Olot (Girona). Había venido con su familia a disfrutar de la montaña y la nieve. Remarcaba, sobre todo, la belleza de las montañas y el hecho de poder ver y tocar la nieve.
Silvana y Toni son dos argentinos que actualmente residen en Barcelona. Habían venido a La Molina para "conocer la nieve" y, por eso, antes de subir con el telecabina, habían dado un paseo con raquetas de nieve. Una actividad "bárbara", "muy recomendable", en palabras de Silvana. Toni estaba especialmente contento del trayecto con la telecabina. Tenían previsto comer en el restaurante del Niu de l'Àliga.
Marta Martínez y Juan Carlos Amorós, de Barcelona, son habituales de La Molina y la Cerdanya desde hace más de 50 años. Acompañaban, como anfitriones, hasta el "Niu de l'Àliga" a Maria Mercedes Pérez y su hija Ana Chamorro, ambas de Venezuela. Marta y Juan Carlos, aprovechando el reencuentro familiar, querían mostrarles la belleza de la zona desde la cima de Tosa.
Ramon Borrós y Montse venían desde Manresa. La visita al "Niu de l'Àliga" subiendo con el telecabina es, para los dos, una actividad que aseguraron realizarla al menos un par de veces al año. "Hoy hemos venido porque hace buen día. En verano venimos a tomar una cerveza y en invierno un café", aseguró Ramon. Ambos tenían bien memorizadas las cimas que se ven desde el mirador del Nido: Puigmal, Montseny, Montserrat, Rasos, Pedraforca, Cadí...
Mariana Villegas y Carolina Uribe, madre e hija de nacionalidad colombiana, estaban muy satisfechas con su visita a la cima de Tosa y el refugio. Valoraban especialmente las panorámicas "espectaculares" y el sitio "súper lindo".
Y finalmente, entrevistamos a un animado grupo de chicas filipinas, acompañadas por un chico, que iban fotografiando el entorno o haciéndose alguna 'selfie' desde el mirador de la falda sur del refugio. Contaron que había sido su primera visita a La Molina y la primera vez que hacían uso de una telecabina. La que actuaba de portavoz comentó que "la experiencia del viaje con la telecabina había sido muy bonita, muy 'chula' y con buenas vistas".
Los valores naturales de la montaña de la Tosa y los deportes de invierno
Así pues, setenta años después de la instalación de la primera telecabina en la montaña de la Tosa, y casi sesenta de la construcción del refugio, las dos instalaciones se han convertido en un reclamo muy atractivo para esquiadores y no esquiadores.
El nuevo telecabina facilita de una forma cómoda acercar a todo aquel que lo desee a la alta montaña. Darla a conocer también facilita descubrir sus valores naturales y, al mismo tiempo, la necesidad de protegerla. Esto, a diferencia de hace setenta años, seguro que ahora resulta más pedagógico y práctico gracias a la creación en 1983 del Parque Natural del Cadí-Moixeró.
Reflexionando, cuanto más gente descubra la belleza de los Pirineos y su valor ecológico, más comprenderemos la necesidad de una convivencia sostenible. Los deportes de invierno, beneficiosos para la salud personal y la economía de las regiones montañosas, deben practicarse de manera compatible con la protección de la montaña y sus procesos naturales. La montaña de Tosa es un excelente ejemplo de esta armonía.
¿Nos vemos en el "Niu"?