Saltar del puente tibetano de Canillo: Una nueva experiencia de aventura en Andorra
El Puente Tibetano de Canillo, una de las estructuras más imponentes y singulares de los Pirineos, inaugura una nueva etapa con la incorporación de actividades de aventura extrema.
Desde el 15 de noviembre, los visitantes pueden disfrutar de dos nuevas propuestas: el salto elástico o *jumping* y el rappel asistido, gestionadas por la empresa ASAM (Andorra Ski Area Management).
Estas actividades buscan no solo incrementar la afluencia de turistas, sino también desestacionalizar la oferta turística en la parroquia de Canillo.
El *jumping*, que permite saltar desde el centro de la pasarela tibetana con una cuerda elástica, tiene un precio de 160 euros para los turistas, mientras que los residentes del Principado pueden acceder a esta experiencia por 90 euros.
El rappel asistido, pensado para quienes deseen descender de forma controlada por cuerda, cuesta 100 euros para visitantes y 60 euros para residentes.
El horario de invierno será limitado, con apertura los fines de semana de 11:00 a 16:00 horas, siempre sujeto a las condiciones meteorológicas.
Las temperaturas extremas, por ejemplo, podrían suspender el salto elástico por cuestiones de seguridad.
ASAM tiene la expectativa de recibir entre 3.000 y 4.000 participantes anuales en estas actividades, consolidando así el Puente Tibetano como un referente del turismo de aventura.
Rafa Leguizamón, responsable de la empresa, ha señalado a los medios andorranos que estas cifras dependen tanto de la meteorología como de la promoción de nuevas actividades, como un posible salto tipo péndulo, que ya se encuentra en estudio.
El Puente Tibetano: un emblema turístico
Situado en el espectacular Valle del Río de Canillo, el Puente Tibetano se ha convertido en una parada obligatoria para los visitantes de Andorra.
Con 603 metros de longitud y 158 metros de altura, la estructura ofrece vistas incomparables del entorno natural.
El acceso se realiza mediante autobús desde el pueblo de Canillo o el Mirador del Roc del Quer, e incluye un breve sendero de 900 metros con panorámicas que dejan sin aliento.
El cónsul mayor de Canillo, Jordi Alcobé, ha destacado el papel crucial de esta infraestructura en la promoción turística de la parroquia. “Estas actividades no solo potencian el puente, sino que también diversifican nuestra oferta turística a lo largo del año, más allá de la temporada de nieve”, afirmó Alcobé durante el acto de inauguración.
La comuna también trabaja en la implementación de visitas nocturnas al puente, combinadas con cenas en el establecimiento de restauración adyacente.
Estas experiencias están pensadas para los meses de invierno y buscan aprovechar al máximo el potencial de la infraestructura, incluso en condiciones climáticas adversas.
A pesar de un año marcado por lluvias frecuentes, Canillo confía en cerrar 2024 con cifras de visitantes similares a las de 2023, que alcanzaron los 90.000 usuarios.
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