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La Cerdanya más fascinante; 5 recomendaciones únicas

Mié, 07/07/2021 - 13:25
La Cerdanya más fascinante; 5 recomendaciones únicas
Vista general desde Puigcerdà hacia la Serra del Cadí este mes de julio. Foto © Lugares de Nieve.
Descubre cinco lugares en la Cerdanya que destacan por su interés cultural, patrimonial e histórico más allá de las típicas excursiones publicadas en muchos artículos.

La Cerdanya es una privilegiada comarca catalana a caballo entre dos países y que brinda a sus visitantes multitud de posibilidades y servicios, turísticamente hablando.

Dispone de grandes atractivos que la han hecho famosa, en deportes de nieve, paisajes y naturaleza, deportes de aventura, gastronomía, productos autóctonos agroalimentarios y artesanos, comercio y establecimientos hoteleros. Ofrece caminos y rutas para hacer a pie, en bicicleta y a caballo. Instalaciones deportivas y estaciones de esquí. Es, en si, un gran hub de atractivos y servicios turísticos que capta a miles de personas cada año.

En el presente reportaje vamos a destacar, no obstante, un aspecto que no hemos citado en el listado anterior y del que no se habla tanto: el cultural, patrimonial e histórico. Sin adentrarnos en la Alta Cerdanya –eso se merece otro artículo de lujo– la Baja Cerdanya ofrece al visitante una amalgama completísima y de gran interés para los visitantes des del punto de vista cultural y patrimonial, único y exclusivo a lo largo de los Pirineos, que solo se halla y solo hallarán en este valle.

Y cuando el artículo quede redactado saldrán, con razón, lectores que echarán en falta que no se haya hablado de la multitud de las iglesias románicas que hay en la Cerdanya, de los dólmenes megalíticos d’Orèn (Prullans) o del Paborde o la Paborda (Alp), los búnkers de Alp o del patrimonio que puede verse en la capital Puigcerdà –una parte de este expuesto en el Museu Cerdà-.

Bajo el titular de “La Cerdanya más fascinante; 5 recomendaciones únicas”, los llevaremos a visitar y ver Montellà i Martinet, Bellver de Cerdanya, Isòvol, Bolvir y Llívia.


La línea de búnkers de los Pirineos

Búnkers en Martinet
Parcs dels Búnquers. Foto © Parcs del Búnquers.


En la década de los años 40 del siglo pasado se construyeron unos 6.000 búnkers en los Pirineos, desde el País Vasco hasta el cabo de Creus; fue la llamada Línea P, ordenada a construir por Franco como línea de defensa militar. Y La Cerdanya, zona estratégica sin duda, alberga aun hoy gran número de estas fortificaciones repartidas por diferentes zonas de la comarca, algunas en buen estado y otras en clara degradación. En Montellà i Martinet han sabido desarrollar un proyecto cultural y turístico de este capítulo de nuestra historia más reciente: han creado el Parc dels Búnquers. Para ello, han habilitado un grupo de estas antiguas fortificaciones militares, visitables en su exterior e interior.

Una visita a las instalaciones del parque nos permite adentrarnos en diferentes tipos de búnkers, reales, y que fueron acondicionados para desarrollar este proyecto histórico y turístico. Galerías subterráneas, punto de artillería, nidos de ametralladoras, puntos de combate… La visita guiada es totalmente recomendable. En el centro de recepción existe un espacio museístico que detalla y recrea aquella etapa histórica.

Y, recientemente, los responsables del equipamiento municipal han ampliado su oferta con visitas guiadas al búnker existente en la Roca de la Mel (una fortificación militar excavada directamente sobre la piedra, con una base exterior de hormigón). También ofrecen visitas guiadas a las interesantes iglesias románicas del entorno. Para hacer reservas se puede utilizar la aplicación de whatsapp.

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Bellver de Cerdanya, el placer de pasear por su casco antiguo

Callejuelas en Bellver
Casco antiguo de Bellver. Foto © Jordi Pardinilla.

 
A pocos kilómetros de Montellà i Martinet se halla la localidad de Bellver de Cerdanya. Encontramos escrito en la web del ayuntamiento de Bellver que esta villa se fundó en 1225 por Nuño Sánchez, un conde vitalicio de Roselló y Cerdanya que le otorgó la Carta de Población.

Llegar a Bellver, dejar el vehículo aparcado en la zona alta (existe una zona de aparcamiento público para numerosos coches) y adentrarse en su núcleo antiguo es solo un paso. Callejuelas estrechas, edificios de grandes portales, calles empedradas, antiguas murallas… pasear por el casco antiguo de Bellver de Cerdanya nos trasladará a otro tiempo. La localidad, principalmente en verano, es un hervidero de actividades de todo tipo y se organizan ferias artesanales y mercados con mucho arraigo en los que vamos a encontrar productos de la zona, desde quesos, hasta mermeladas o verduras.

En Bellver vivió el poeta Gustavo Adolfo Bécquer, aquejado de su grave enfermedad. Le recomendaron el ambiente seco y de altura y el narrador romántico sevillano se hospedó en una fonda de Bellver, en pleno casco antiguo –fonda que hoy es la casa de Cal Pantanó–, en la fachada de la cual se puede leer: "En los meses de octubre-noviembre de 1860 residió aquí el poeta Gustavo Adolfo Bécquer. Vino en busca del aire y del sol de las montañas que necesitaba su grave enfermedad. Aquí escribió su leyenda La cruz del diablo. Lérida y su Diputación, en el I Centenario de su muerte, 12 de Julio. Día de la Provincia. 1970". La casa se encuentra en la pequeña callejuela de la Amargura. Pasear por estas calles -en verano, el ayuntamiento organiza visitas guiadas- y recordar algunos de los poemas que inspiraron a Bécquer para su edición 'La cruz del diablo', es una delicia. Incluso hallarán una obra del escultor Philippe Lavaill de 2013 que recuerda la rima LIII del poeta sevillano, probablemente una de les más conocidas…

Calles Bellver Cerdanya
Casco antiguo de Bellver. Foto © Jordi Pardinilla.


“Volverán las oscuras golondrinas / en tu balcón sus nidos a colgar, / y otra vez con el ala a sus cristales / jugando llamarán”.

Por último, si se deciden por visitar Bellver de Cerdanya, no dejen de preguntar por el Secadero de Piñas (o el Sequer de pinyes). Tiene su historia y es de los pocos que existen en el Estado. Se alzó y se puso en marcha en 1953. Se construyó en su día porqué "Patrimonio Forestal del Estado" (actualmente ICONA) eligió esta localidad “como el lugar ideal para ubicar uno de los pocos secaderos de piñas alimentado con calor artificial del Estado”, según podemos leer en la página web municipal.

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El oro de Isòvol

Els Esterregalls
Els Esterregalls. Foto © Jordi Pardinilla.


Dejamos atrás esta zona de la Cerdanya -los municipios de Montellà i Martinet y Bellver dependen de la demarcación territorial de Lleida-, y nos dirigimos a Isòvol (continuamos por la N-260) para presenciar una maravilla geológica que guarda una peculiaridad. Las tierras baldías​ (badlands si utilizamos el término inglés) son un tipo de paisaje de características áridas que el viento y el agua han erosionado, en extensión, con el paso del tiempo. En la Cerdanya existe un lugar con esa tipología llamado Els Esterregalls y que se halla en el municipio de Isòvol. Más concretamente entre los núcleos de All y Olopte. Y no solo eso; se sabe, se ha confirmado, que ya los romanos, en el siglo II a. C., buscaron, hallaron y extrajeron de este lugar un preciado metal: oro.

Y claro, con todos estos elementos, el ayuntamiento de Isòvol, que llevaba unos meses redactando un proyecto para sacarle provecho a esta singularidad municipal, ha inaugurado este año -el pasado mes de abril para ser más concretos-, un centro de interpretación: Centre d’Interpretació del País dels Esterregalls en All. Es de visita obligada.

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El asentamiento ibérico en Bolvir, como ejemplo de otros

Espai ceretania
Museu Arqueològic Espai Ceretània. Foto © Jordi Pardinilla.


A poco más de 8 kilómetros de distancia de Isòvol, siguiendo el eje Pirenaico, está Bolvir. En esta población se halla el asentamiento ceretano-ibérico del Castellot de Bolvir, uno de los pocos localizados en la zona pirenaica y por el momento el más importante hallado en la Cerdanya –que no único, ya que hay constancia o indicios de otros asentamientos en Baltarga (Bellver de Cerdanya), Puig del Castell (Llívia), Pi del Castellar (Fontanals de Cerdanya) y l’Orri d’en Corbill (Enveig) y Llo–.

El asentamiento –los trabajos en el yacimiento se continúan realizando año tras año–, forma parte de la ruta de los íberos del Museu d’Arqueologia de Catalunya. El sitio se halla en la zona conocida como La Corona, una terraza natural elevada por encima del valle. El folleto publicado por el ayuntamiento recuerda que “su primera ocupación data, a priori, del s. IV a.C. y se encuentran estructuras de estilo comunal (silos de almacenaje de cereales, una muralla y otros elementos defensivos) como también espacios y elementos domésticos (chimeneas, molinos de mano, contenedores cerámicos, entre otros). El asentamiento fue objeto de actividades bien diversas, como la ganadería de grandes herbíveros, la agricultura, la confección de tejidos o la metalurgia. Por este asentamiento pasó el general cartaginés Aníbal con sus elefantes de camino para combatir a Roma (guerras púnicas). Posteriormente, recibió leves influencias del mundo romano (s. II-I a.C.) y después fue recuperado en la alta edad media (s. X-XII)”.

Desde hace años se supo ver y valorar la relevancia y la importancia del yacimiento. Los primeros trabajos arqueológicos en 1991 –se tenía sospecha de su existencia, incluso, antes– corroboraron la existencia del asentamiento.

Posteriormente, el ayuntamiento de Bolvir, en 2015, puso a disposición de los visitantes un recurso pedagógico único: el Espai Ceretània. Este centro, dedicado a la difusión del patrimonio arqueológico del Castellot de Bolvir, detalla lo hallado hasta el momento (solo se ha excavado un 30%) y su historia, con sus modificaciones a lo largo de los años: íbero-ceretano, romano y medieval.

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Llívia, un enclave único

Llívia
Vista panorámica Llívia. Foto © Jordi Pardinilla.


Y vamos a finalizar este recorrido por La Cerdanya en Llívia. Acabamos nuestro trayecto en este enclave dentro de territorio administrativo francés. Aquí finalizamos el trayecto y con Llívia habremos llegado también a las 5 recomendaciones prometidas al inicio de este artículo.

Llívia Marc Delcor
Puig del Castell. Foto © Marc Delcor.


Llívia se merece un capítulo aparte en vuestra agenda y para visitarla es mejor que se programen el día completo; merece la pena. Este pequeño municipio atesora vestigios de su pasado, de nuestro pasado, que nos permite recorrer las diferentes etapas de nuestra historia.
 

Castell-llivia
Vista aérea del Puig del Castell. Foto © Ajuntament de Lívia.


Actualmente se están realizando trabajos arqueológicos en el yacimiento que existe en el Puig del Castell, donde todos los indicios señalan que podría haber restos de un poblado ceretano-ibérico, de los siglos IV o III antes de C. o un asentamiento romano. Estos hallazgos se suman a los restos que hoy se recuperan del fórum romano, el único hallado en los Pirineos (y que en breve podrá ser visible a los ojos de locales y turistas); los restos del castillo medieval (compensa subir los 20-30 minutos de ascenso a la cima y superar los metros de desnivel existentes) no solo para contemplar el derruido recinto del castillo y el foso sino también por la vista que ofrece sobre el valle; la iglesia gótica de Nostra Senyora dels Àngels (su fachada está flanqueada por dos torres) y sus losas sepulcrales en el exterior, y el Museu de Llívia, con tres salas en las que se explica la historia de Llívia y que alberga, especialmente, los materiales i el mobiliario original que en su día conformaron la que hoy se conoce como la farmacia más antigua de Europa, la farmacia Esteva de principios de 1700.

callejuelas de Llívia
Foto © Xènia Gasull Sellés.


Hechas estas visitas, recorrer sus calles es un placer: grandes portaladas de piedra y la Torre de Bernat de So (antiguo edificio militar que fue utilizado también como prisión).

Y vamos a dejarlo aquí. Pero, ya que están en Llívia disfruten de su gastronomía ya que la villa cuenta con numerosos establecimientos de gran calidad y alto nivel culinario. Y eso, que yo sepa, también es cultura.

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Sobre la Cerdanya
 

Mapa Cerdanya
La histórica comarca de la Cerdaña (en catalán La Cerdanya, en francés Cerdagne, en latín Ceritania) es un territorio, que como consecuencia del Tratado de los Pirineos de 1659, entre el Reino de España y el Reino de Francia, por el cual España cedió a Francia 33 pueblos de la parte norte cerdana, quedó dividido en dos: la comarca de la Alta Cerdanya, que forma parte de los Pirineos Orientales, es decir, los territorios administrados por Francia, y la Baja Cerdanya, que forma parte de España, dentro de la Comunidad Autónoma de Catalunya. Mapa de Infomapas.com 



                                                            


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