El Balneario de Panticosa eleva su cocina con producto local y vistas de montaña
En pleno corazón del Valle de Tena y rodeado por cumbres de más de 3.000 metros, el Balneario de Panticosa estrena su propuesta gastronómica para la temporada estival. Lo hace de la mano de su chef ejecutivo, Rubén Pertusa, que apuesta por una cocina de proximidad que armoniza con el entorno natural y la experiencia de bienestar que define al complejo pirenaico.

La renovación culinaria se centra en La Brasserie, restaurante principal del recinto, donde el producto aragonés es el gran protagonista. El tomate rosa de Huesca o el foie mi-cuit con esturión Nacarii ahumado del Pirineo destacan entre las nuevas elaboraciones, junto a carnes de calidad cocinadas a la brasa en parrilla Josper. Los postres caseros y una cuidada selección de vinos de la D.O. Somontano completan una experiencia que va más allá del plato, acompañada por las vistas a picos como Arnales, Garmo Negro o Argualas.

En paralelo, la terraza El QBO amplía su oferta más informal con una carta fresca y desenfadada. Pinchos, brioches, ensaladas y platos para compartir buscan satisfacer a los visitantes tras una jornada de senderismo o relax en las termas. Es un espacio pensado para grupos de amigos o familias, ideal para alargar la sobremesa al aire libre.

Con esta nueva propuesta, el Balneario de Panticosa sigue apostando por la excelencia en sus servicios. A su oferta de alojamiento de 4 estrellas —con el Gran Hotel y el Hotel Continental— y su triple espacio termal, se suma ahora una gastronomía alineada con la sostenibilidad, el producto local y la calidad del territorio.

Además de sus aguas termales, el enclave se ha convertido en destino para el turismo activo y deportivo de verano, con rutas de montaña, ciclismo y alta montaña en un entorno de singular belleza.