7 lugares de postal en Irlanda que te dejarán sin aliento
A Irlanda se la conoce como la Isla Esmeralda porque este verde brillante es el que más la caracteriza. Sin embargo, en otoño, toda la isla se tiñe de colores cálidos y los castaños y rojizos son los que contrastan con los azules y verdes de las aguas que rodean la isla. La nueva gama cromática la embellece de forma extraordinaria.
1. Inish Mor, el impacto de lo más agreste
Inish Mor es una isla de la costa oeste de Irlanda. Con una área de solo 31km2, es la más grande de las islas Aran en la Bahía de Galway. Impacta la dureza de sus acantilados por su fuerza y sonido; cautiva su tranquilidad; y encanta la autenticidad de su forma de vida “tan irlandesa”, la que envuelve la cotidianidad de sus menos de 1.000 habitantes.
Entre sus encantos, destacan el fuerte arqueológico, frente a los espectaculares acantilados y el Worm Hole, donde tienen lugar saltos de competición acrobática.
Es fácil descubrir Irish Mor caminando o en bicicleta. Tiene poco desnivel. También se puede recorrer en minibus o incluso a caballo.
Y no faltan sorpresas. Es fácil, por ejemplo, avistar una colonia de focas desde el puerto. Simplemente uno de los ejemplos de escenas que contrastan con lo más agreste de la isla.
2. Connemara, donde la belleza se funde con la tradición
Desde cualquiera de los peñascos de la región de Connemara se observan algunas de las panorámicas más impresionantes de la isla. Es, en gran parte, lo que hace de Connemara un destino imprescindible para aquellos que quieren vivir la Irlanda más auténtica.
La región de Connemara es una zona insospechada y recóndita situada en la costa oeste. Al norte, la delimita la Bahía de Clew, al sur la Bahía de Galway y por el Este la flanquean Lough Corrib y Logh Mask. Lugares donde la belleza más salvaje se combina con la arquitectura más impactante.
Su Parque Nacional es un lugar extraordinario. Una vez más, digno de asombro. Muestra la Irlanda más salvaje y rural.
La colina Diamond Hill, con el Océano Atlántico a un lado y las famosas cumbres de las montañas Twelve Ben al otro, son otras de las referencias totalmente aconsejables para apreciar la fuerza del paisaje en esta época del año.
En Connemara todo tiene una calidad especial, desde el paisaje hasta sus excelentes pescados ahumados que se pueden comer ante la bahía de la que proceden, pasando con una música de fondo, la tradicional, que suena en cada uno de sus auténticos pubs. En Connemara, parece como si el tiempo se hubiera detenido. No necesitan programas especiales para preservar la tradición. Sigue viva, palpable y fiel a sus orígenes.
3. Kilbroney, un parque nacional al rojo vivo
Kilborney es un parque nacional que se encuentra muy cerca de la pintoresca localidad de Rostrevor. Aquí, los rojos otoñales son vivos y tan intensos que llegan hasta el granate. La oferta de actividad de Kilborney es muy variada: rutas de senderismo junto al río, vistas panorámicas en la costa del lago Carlingford o momentos entrañables compartiendo una pinta de cerveza.
Incluso las aguas parecen teñirse de rojo al reflejar el color de los árboles de sus orillas.
4. Cloughmore Stone, increíble pero real
En uno de los extremos del bosque de Kilborney, a 300 metros de altura, emerge una enorme roca de ni más ni menos que 300 toneladas de peso, en medio de un paraje espectacular con colinas que descienden hasta tocar el mar. Es la Cloughmore Stone o “la gran Piedra”. La Edad de Hielo la situó ahí. Indudablemente, sorprende.
5. Killiney Hill, un mirador para admirar
Es un hermoso parque situado en las afueras de Dublín, un auténtico mirador Al sur, tiene Bray Head y las montañas de Wicklow y al Este el Mar de Irlanda. En días despejados incluso pueden llegar a divisarse las montañas de Gales. Las vistas más cercanas, como la del Condado de Dublín, son también impresionantes.
6. Bahía de Murlough
En esta bahía, las vistas lejanas sí están aseguradas. Se sitúa en Irlanda del Norte, en la ruta costera de la Calzada en la costa del Condado de Down, al noreste de la localidad de Newcastle. Es una reserva natural y, desde ella, se alcanza a ver las islas de Escocia y la isla de Rathlin. Destaca el especial encanto de sus atardeceres, tanto si dirigimos la vista hacia el monte como si lo hacemos hacia el mar.
La bahía combina dunas de más de 6.000 años con montes y playas. Cuenta con flora y fauna autóctona, fantásticos bosques y ruinas normandas y neolíticas. Una de las actividades a llevar a cabo en este particular paraje es el senderismo.
7. El sendero de Kilkee Cliff
El sendero de Kilkee Cliff, en el Condado de Clare, no ofrece una postal de foto fija. Es pura panorámica en movimiento. Es audiovisual: imagen, sonido y un buen guión. Abajo, el agua golpea las rocas. Arriba, cientos de aves marinas surfean el cielo y completan la música de fondo. 3,5 Km de sendero transcurren por el acantilado, junto al mar. Pasear por él es una fantástica forma de resumir la intensidad natural de Irlanda.