A bordo del Glacier Express: panorámicas de los Alpes Suizos a cámara lenta
Cuando las razones de la fama son espectaculares
Al Glacier Express se le conoce como el tren expreso más lento del mundo. Este famoso tren turístico funciona desde 1930 y viaja de St. Moritz a Zermatt o viceversa. Atraviesa ni más ni menos que 91 túneles y cruza 291 puentes. Una casi indescriptible experiencia que emociona los sentidos porque la belleza de los paisajes por los que transcurre la ruta es imponente y, a menudo, sobrecogedora.
Una experiencia “magnífica”
La experiencia que proporciona el Glacier Express puede calificarse de “magnífica”. Tanto el propio cómo es el propio tren, como por todo lo que se admira desde su interior. Es inmenso y majestuoso.
El tren se llama así, Glacier Express, por las espectaculares vistas que ofrece sobre el glaciar Rhonegletscher, la fuente que origina el río Ródano y el mayor abastecedor de agua del lago suizo Leman.
El interior del tren es opulento, magnífico y muy cómodo. De hecho, a pesar de su constante renovación, su esencia sigue sabiendo a lujo histórico. Precisamente el “lujo”, como concepto, fue lo que impregnó, ya a inicios del siglo XX, el turismo y especialmente el esquí, que tenía lugar en la zona. Unas actividades que atrajeron -y aún hoy siguen atrayendo- a ricos y famosos europeos.
Actualmente, las lenguas de la audioguía que se entrega al viajero (alemán, inglés, francés, japonés, mandarín e italiano) dan cuenta del valor turístico internacional de este singular convoy.
Desde las ventanas, maravillas a recordar
Las ventanas son tan inmensas que el paisaje parece que envuelva los vagones. Es como si todo pudiera tocarse con la punta de los dedos. Todo es admirable.
Pasamos de panorámicas horizontales, amplias y tranquilas a panorámicas verticales, casi escarpadas porque, en ellas, se captan picos y crestas maravillosos.
Empieza un espectáculo de 300 km
Inicio de trayecto: Zermatt
En nuestro trayecto particular, empezaremos en Zermatt y nos dirigiremos a St. Moritz. La longitud del tramo será de 300 km. Las vistas a disfrutar estarán llenas de centímetros cúbicos de belleza impactante, la luz jugará con los tonos del blanco de la nieve, el gris de las rocas y el espejo plateado de las aguas.
Zermatt es un enclave de postal silencioso y plácido, exento de vehículos a motor. Es una población mítica, como mítico es el pico al que da acceso, el Matterhorn/Cervino.
El tren arranca y dejamos atrás los hoteles de gran lujo, los bucólicos chalets, las hostelerías con historia y los magníficos refugios de montaña de la carismática población de Zermatt. Nos dirigimos hacia el norte. Descendemos por un amplio valle hasta llegar a Brig. Lo hacemos lentamente, sabemos que todo el trayecto irá a este ritmo apacible y lo agradecemos.
Puertos, valles y ríos. De sorpresa en sorpresa
Llegaremos a Brig, una población estrechamente vinculada con el puerto de montaña del Simplon, uno de los puertos alpinos más hermosos de los Alpes, que está muy cerca de la población.
También recorreremos la riba este del río Ródano, subiremos al puerto de Furka y bajaremos a Andermatt.
La región turística de Andermatt está justo en medio de un gran patrimonio acuífero. Del macizo de San Gotardo brotan cuatro manantiales (el del Rin, el del Reuss, el del Ródano y el del Ticino), que reparten el siete por ciento del agua de los Alpes hacia los cuatro puntos cardinales. Estos manantiales están unidos por el “camino de las cuatro fuentes”, una ruta más que singular para practicar senderismo.
De Andermatt, subimos al puerto de Oberlap. Es el punto más alto del trayecto. En Oberlap estamos a 2.033 m.s.n.m. A continuación, la vía desciende serpenteando, siguiendo la forma de los meandros del río Vorderrhein. Atravesamos Disentis/Mustér y llegamos a Chur, la ciudad más antigua de los Alpes que seduce con sus calles, sus recónditos rincones y sus edificios históricos en medio del impresionante mundo montañoso por el que circulamos a bordo del Glacier Express. De allí, a Davos y, finalmente, llegamos a destino: St. Moritz, uno de los extremos de la línea del Glacier Express.
Final de trayecto: St. Moritz
En el emblemático St. Moritz, situado en el valle de la Engadina del cantón suizo de Los Grisones, a orillas de un lago, St. Moritz no es un simple destino turístico. St. Moritz fue la cuna de las vacaciones de invierno alpinas (1864) y sede de dos ediciones de los Juegos Olímpicos de Invierno. Y, a pesar de ello, originalmente debe su fama a sus aguas medicinales, descubiertas hace 3000 años y que ya le consagraron como balneario de verano.
Por ello, hoy en St. Moritz encontramos algunos de los balnearios más antiguos del mundo.
Cuenta la historia que:
Sí, los lugareños cuentan que hace más de 150 años, el hotelero Johannes Badrutt hizo una arriesgada apuesta con veraneantes ingleses: les prometió un suave sol en la Engadina en pleno invierno. Badrutt ganó y St. Moritz se convirtió en uno de los destinos para practicar deportes de invierno más variopintos del mundo.
Con sol y con sus encantos, St. Moritz es un punto ideal para redondear una experiencia panorámica como la que nos ha ofrecido el Glacier Express. El paisaje, ahora parado, sigue deleitando nuestra mirada.
Excursiones recomendadas en el entorno del Glacier Express
- Matterhorn glacier paradise: vistas a los gigantes alpinos franceses, italianos y suizos a casi 4000 m.s.n.m.
- Gornergrat: vistas al Cervino y otros 28 cuatromiles a 3.131 m.s.n.m.
- Garganta del Rin: permite descubrir el Gran Cañón de Suiza (entre Ilanz y Reichenau). Desde ahí, puede practicarse senderismo, biking o, incluso, rafting.
- Lago de Sils: el paseo en barco a mayor altitud de Europa. A 1.800 m.s.n.m.
- Corvatsch: la estación de montaña a mayor altitud de los Alpes orientales (3.303 m.s.n.m.), descrito por esquiadores y excursionistas como un paraíso.
Más información:
https://www.myswitzerland.com/es-es/descubrir-suiza/glacier-express/