Descubre Carcassone, tan sorprendente como cercana
L’Aude. Bosques, viñedos y canales que envuelven el paisaje de la ruta antes de llegar a Carcassone auguran el crescendo de belleza.
Ciertamente, al llegar, sorpresa. Y no solo una, la de Carcassone, sino también la de sus alrededores. El conjunto, una escapada que deja huella, de esas que apetece contar.
Carcassone. El impacto de las piedras con historia
El primer impacto en Carcassone lo provoca su ciudad vieja, medieval, en una colina, unos 3km de muralla en dos hileras con 52 torres. Dos hileras porque conviven los restos de murallas galo-romanas de los siglos III y IV y otro recinto que se construyó en el s.XIII en torno a la ciudadela. Además, un foro seco.
La Dame Carcas, esculpida junto a la puerta, da la bienvenida a la fortaleza. La Dame es todo un emblema. Carcas era una princesa sarracena que fue capaz de burlar el asedio del ejército de Carlo Magno (s.VIII), haciendo creer a las tropas cristianas que no les faltaba comida. Desde la torre más alta de las murallas lanzó un cerdo que había alimentado con trigo. Carlo Magno detuvo el asalto a la ciudadela creyendo que tenían suficientes víveres. La princesa Carcas, contenta, hizo sonar las campanas. “¡Carcas sonne!”, dijeron los cristianos. Y de ahí el nombre de la ciudad.
La “cité” cuyo interior está lleno de vida e invita a paseos, admiración general y también a vinos y a deleites gastronómicos. Placer y tranquilidad. Mientras, entre miradas y observación, paseos y paradas, vamos comprendiendo y sintiendo cómo se vivía en la Edad Media. Reminiscencias de caballeros, nobles, campesinos y clero. Ayer, de subsistencia y asedios. Hoy, de película.
La «Cité» se restauró completamente a mediados del s.XIX. Reencontró así su esplendor para poder mostrarlo al visitante. Desde 1998, forma parte del Patrimonio Universal de la UNESCO.
No en vano, la ciudad medieval de Carcassonne es uno de los destinos más populares de Francia. Atrae a más de 5 millones de visitantes cada año. Se puede subir a lo alto de una parte de la muralla y también visitar el castillo. Además, claro está, de pasear por sus callejuelas adoquinadas, hoy repletas de tiendas y restaurantes.
La historia de Carcassone en realidad virtual
Una interesante forma de reforzar lo visto, disfrutado y aprendido y de redondearlo con aquello de la historia que hayamos podido perdernos, es ir a la oficina de Tourisme Grand Carcassonne que está dentro de la ciudadela. Ahí, con un casco realidad virtual, podremos ver una película que nos descubre la ciudad medieval de Carcassonne. Una forma de sumergirse totalmente en la historia de la ciudad desde la creación del Oppidum hasta la actualidad, pasando por la Edad Media, su desuso y la obra monumental de reconstrucción del arquitecto Viollet Le Duc. Romanos, cruzados y momentos intensos con flechas lanzadas desde todos los flancos que parecen alcanzarnos serán una buena fórmula de ilustración.
El deseo de un “cassoulet” motiva la parada gastronómica
Contundente, pero un imprescindible de esta escapada. La cassoluet, cocinada a fuego lento, concentra todo el sabor de la cocina del Languedoc. Es un guiso de judías blancas con “confit” de oca o pato, tocino, corteza, codillo, chorizo, cordero o perdiz. Un plato entorno al cual existe todo un ritual de homenaje.
Para degustarla, el restaurante Comte Roger, recomendado por la Guía Michelin, miembro de la Academie du Cassoluet y que forma parte de la Route du Cassoluet, es una excelente opción. Está en el corazón de la ciudad medieval de Carcassone.
Su cassoulet, como cuenta su hospitalario chef Pierre Mesa, “se inspira en los grandes clásicos del territorio occitano” y añade: “Nosotros aportamos un toque de modernidad, pero los sabores siguen siendo los auténticos”. Una vez saboreado, solo cabe una palabra a añadir: excelente. Un recuerdo imborrable en el paladar que, seguido de un buen rato en la terraza y hace que nos sintamos dispuestas a seguir a seguir por los alrededores de Carcassone. Muchas más sorpresas.
El abismo gigante de Cabrespine, una sorpresa subterránea
A 25 km de Carcassone, dominando el pueblo de Cabrespine, nos sorprende el Goufre Geánt de Cabrespine, una de las cavidades subterráneas más grandes del mundo (ancho: 80m. – profundidad: 250m.). Un espacio que podría contener Tour Eiffel. Y no solo es inmensa, se la considera una de las más bellas de Europa.
Estalactitas, estalagmitas, con aragonitos, cortinas, columnas y cascadas…, y un río subterráneo que discurre sobre mármol azul. Espectacular. Una maravilla que nos evoca el misterio de la construcción geológica del mundo. Y, al mismo tiempo, nos propone caminar por una pasarela de cristal, desaconsejada para aquellos que tengan vértigo porque bajo los pies hay un vacío de 200 m. El “belvédère des disques”, una escalera instalada en una estalagmita, que permite subir a lo más alto de la bóveda. El espectáculo sigue en la “sala roja” y la “sala de los cristales”, situadas en el cauce de un antiguo río subterráneo.
¿Apetece una experiencia espeleológica?
Pues ahí mismo, en el interior de la gruta. Mosquetones, linterna y a lanzarse por la tirolina; o escalar paredes milenarias desde un puente de cuerda. Si se prefiere el agua, la propuesta es un espeleo-crucero. Navegar por el río subterráneo, a través de magníficas cristalizaciones y espléndidas cavidades. Insólito. Fascinante.
Aquí, la espeleología se convierte en una aventura espectacular. Pura sensación que acompaña el descubrimiento de esta maravilla natural que, con luz y sonido, se convierte -aún más- en un verdadero espectáculo.
Además, en la Cueva Gigante de Cabrespine se elabora el vino Minervois, de 14º que, curiosamente, además de en botellas se envasa también en ánforas.
La gruta de Cabrespine está situada en zona trufera. Allí ya hemos podido descubrir el “valor” que tiene para la comarca y sus gentes: de tradición, de reto, económico…
En l’Aude nos acompaña siempre la trufa, su diamante negro
Sí, l’Aude sabe a trufa todo el año y en todas partes. Trufa en los platos de los restaurantes, licores de trufa, agricultores que hablan de sus hazañas y récords recogiendo trufas… Es todo un tesoro que encontramos en la mesa en todos sus formatos.
La maison de la truffe
A 20 km de Carcassone, encontramos “la maison de la truffe”, un espacio museográfico lúdico e interactivo para descubrir la historia, la cultura, la recogida, la venta y el enfoque gastronómico de la trufa y los secretos de este misterioso y preciado hongo, un tesoro de la gastronomía local.
Mercados de la trufa en invierno, a bloquear en la agenda
Seguro que cuando salimos de esta visita, anotamos en la agenda nuevas fechas de regreso a l’Aude. En este caso para asistir a la inauguración del gran mercado de trufas. Es un gran día festivo y gastronómico en torno a la trufa y el vino con demostraciones de búsqueda de trufas, mercado de vinos y de productos de la tierra y catas con los viticultores. https://www.audetourisme.com/es/agenda/eventos-importantes/fiestas-gourmet/
O, si no vamos el día de la inauguración, tenemos también la opción de ir de diciembre a febrero, que es el periodo de cosecha, a los mercados de trufas. Asistir a un mercado de trufas es toda una experiencia. Los futuros compradores se sitúan ante los tenderetes de trufas, ante una cuerda que los separa de ellos. Con un disparo de fusil, se cortan las cuerdas y empieza la pugna por obtener las mejores trufas al mejor precio… Entre la muchedumbre, hay quien quiere comprar y quien tan solo quiere disfrutar de este verdadero espectáculo. Para los compradores, agotador. Para los visitantes, más que interesante y divertido.
L’Aude, tierra de placeres en botella
Como dicen en l’Aude: “Ponemos el placer en botellas”. Interesantes vinos con denominaciones como Cabardès, La Clape, Corbières, Corbières-Boutenac, Fitou, Limoux, Malepère y Minervois. Son el resultado de la unión, ya ancestral, de pasión y esfuerzo humano con la generosidad de la naturaleza y la innovación, sobre extensísimos paisajes de viña.
L’Aude cuida con esmero sus emblemáticas y tradicionales variedades de uva, Cariñena, Syrah, Mourvèdre o Marsanne... además de Picquepoul, Terret o Mauzac. Néctares que acompañan y dan sabor a una aventura en l’Aude y que invitan a brindar por estas tierras, tanto cuando estamos en ellas como cuando, ya en casa, queremos recordar el sabor de esta bonita escapada.
- Más información: Oficina de Turismo Gran Carcassone
